29.4.07

¿QUÉ ES ESTO, LA HISTORIA DEL ARTE?. POR: PATRICIO SILVA

A continuación un texto de Patricio Silva, que hace un reflexión sobre la enseñanza de historia del arte en el Perú. En Momentos donde la diversidad, lo mestizo y lo multicultural están tomando presencia en todas las disciplinas de las Ciencias Humanas, todavía tenemos un historia del arte escrita desde los patrones sesgados europeos y que totaliza (entiéndase colonializa) con sus métodos expresiones peruanas o latinoamericanas que requieren un método más sincero.

Con respecto a los super fotocopiados Burckhardt, Hauser y Antal ¿acaso sus estudios mencionan siquiera a Latinoamérica o a las culturas andinas?. ¿El método iconográfico de Panosfsky se puede aplicar a un textil Wari, por poner un ejemplo?.

Mientras que la cultura colonial fue una mera repetición de patrones (al menos en un primer momento) y tomó la imagen del Santiago Mata Indios como referente conceptual de todo un proyecto, la cultura contemporánea a la cual pertenecemos ya examina las márgenes de lo verdaderamente peruano, lo mestizo y lo re-elaborado.

En este contexto donde la historia del arte es una carrera contada como en cualquier universidad española y que no toma en cuenta el carácter y la actitud crítica que es necesario (vital) tener, un cambio radical y en todo sentido de la palabra es un paso al progreso.

¿QUÉ ES ESTO, LA HISTORIA DEL ARTE?

Por: Patricio Silva.

PRINCIPIO DE PLACER, principio económico según el cual el placer se halla ligado a la reducción de las cantidades de excitación.
FEDIDA, Pierre. Diccionario de Psicoanálisis, 1979, P. 141.

PRINCIPIO DE REALIDAD,… nuevo principio de la actividad psíquica: lo que representa no es lo agradable, sino lo real, aun cuando sea desagradable.
FEDIDA, Pierre. Op. Cit., pp. 141-142.

Esta introducción a un artículo sobre la especialidad de Historia del Arte, no es casual ni arbitraria. De hecho, el hecho artístico y su estudio tienen una profunda relación con la filosofía y con disciplinas que han permitido un desarrollo de nuevas metodologías de investigación como el aporte freudiano. No podemos cerrar lo ojos: el aporte de una disciplina como Historia del Arte en el Perú es la generación de conocimiento, el cual, fundamenta el debate cultural y da consistencia a todo proceso de desarrollo político en la historia.

¿Por qué preguntarnos acerca de la naturaleza de nuestros estudios? Por la simple razón que sin una delimitación clara de nuestros objetivos no podemos obtener resultados. ¿Qué tiene de particular los estudios de Historia del Arte? Pues, el hecho de que el arte representa la síntesis de valores culturales en los cuales se basa nuestra actividad como grupo humano y que poseyendo la riqueza de la polisemia, permite la plurisignificación y la multiplicidad de interpretaciones sustentables o interactuantes. ¿Por qué iniciar la discusión con conceptos tales como el placer y lo real, o en otros términos aquello que nos pertenece y es aceptado y aquello que no aceptamos y además nos trasciende? Podríamos comenzar a responder señalando que estamos ubicados en la historia y que el lugar que hemos conquistado en el mundo del espíritu y el intelecto es producto de un trabajo conciente y orgánico. La Historia del Arte no escapa a esta sistematización del quehacer humano (pues es en ella que cobra sentido) y solo en la medida que supere la simple cuantificación o un mal comprendido formalismo, puramente descriptivo podrá constituirse en una disciplina seria que no descuide el valor de la crítica de arte, de la psicología del arte, de las teorías epistemológicas del arte, del psicoanálisis, la reconstrucción, la fenomenología, la hermenéutica, el post-estructuralismo, etc.

La enseñanza de Historia del Arte en el Perú debería profundizar en los fundamentos académicos y humanísticos de esta disciplina y superar la banalización y burda instrumentación de esta carrera que produce analfabetos funcionales (meros burócratas, cumplidos pero carentes de moralidad, de interés por el conocimiento, de sentido estético). Comprometámonos a defender todo esfuerzo que implique la superación de nuestra crítica situación y haga de nuestros estudios un quehacer científico y crítico en el real sentido de la palabra.

Foto: SANTIAGO MATA INDIOS. PINTURA CUSQUEÑA. S.XVIII. Museo del Cusco

28.4.07

UN TEXTO DE “SENSACIONAL IMPACTO”. POR: GUILLERMO VALDIZÁN GUERRERO

Guillermo Valdizán Guerrero, quien presentó su exposición “SENSACIONAL IMPACTO” en la Casa-Museo José Carlos Mariátegui, y que nos referimos a esto es su debido momento, me hizo llegar el texto de presentación del mencionado proyecto.

El texto de valdizán está divido en tres ejes: 1. Sobre los contrabandos, un relato para dos sensibilidades. Este contrabando es una simbiosis de lo popular emergente y el producto de la coyuntura peruana de las últimas décadas donde una guerra civil reconfiguró todos los sistemas y vivencias; 2. Sobre la tecnología como épica urbana. La pitarería (entiéndanse tecnológica) y el referente urbano crean una nueva estética, que en lugares como la Av. Wilson, es sintomática de un país en constante reelaboración y reciclaje; y 3. El arte como radicalización de la experiencia vital. El artista en su papel de comunicador debe mantener una actitud crítica, fruto de esto ocurrirá la socialización de las prácticas culturales y la tan mentada nueva institucionalidad.

Observar esta exposición en la Casa Mariátegui implicó todo un ejercicio y reconstrucción tanto visual como conceptual que indudablemente vale la pena seguir comentando y teorizando.

A continuación el texto completo.

PRESENTACIÓN DE “SENSACIONAL IMPACTO”

Por: Guillermo Valdizán Guerrero

Casa Museo Mariátegui, 3 de abril de 2007

1) Sobre los contrabandos, un relato para dos sensibilidades.

Los contrabandos de esta muestra buscan plantear la unión, en un mismo relato, de dos sensibilidades sospechosamente separadas: la emergencia de lo popular y el desarrollo de las contradicciones de clase en las últimas décadas de la historia de nuestro país, con el fin de aportar en una visión hacia futuro.

Ambas sensibilidades se condensan en estéticas de la presencia que hace de los imaginarios urbanos la radicalización de la experiencia vital de sus habitantes, en desmedro de la tradicional metáfora artística y su lógica de las ausencias o las presencias indirectas. El dedo del medio y la lisura sirven para insultarte y sacarte pica; la diversidad de peces en una pared de cebichería te lleva a la abundancia; los refranes, el doble sentido, los textos bíblicos, hacen referencia a la exaltación del cuerpo como trabajo, como goce y como moral de acción. Y sin embargo, estos elementos constan de una elaboración conceptual promiscua por definición, sea en sus significados como en su reciclaje audiovisual, asumiendo sus dinámicas incesantes de cambio. Su riqueza simbólica es muy compleja y se encuentra en estrecha relación con las condiciones de vida cotidiana de sus creadores, consumidores y difusores (roles que cada vez son más aptos a la disolución). El propósito de esta muestra es relacionar en una misma mirada dos procesos que conformaron y conforman nuestra identidad, subrayando la importancia de asumirlos en unidad de comprensión.

La identidad, entendida como la necesidad del “hacerse” social del individuo, es clave para conectar ambas sensibilidades. En el relato actual pareciera que el auge de la cumbia peruana y de la izquierda peruana, hubiesen ocurrido en distintos tiempos o en contextos separados, cuando ambas fueron una respuesta a las condiciones sociales de su época. La violencia política de los 70s y 80s se lee seccionada del desarrollo cultural de los migrantes en Lima, encontrándose recién en los 90s como exaltación al pragmatismo promovido por los gobiernos fujimoristas (el mejor ejemplo fue la mediatización de la política y la colaboración de distintas cantantes de tecno-cumbia en los mítines de la dictadura). A mi ver, nuestro relato contemporáneo queda incompleto si no conjugamos ambos procesos para fortalecer una identidad que promueva la diversidad a la vez que no consienta la desigualdad.

2) Sobre la tecnología como épica urbana.

Por otro lado, el desarrollo de estos trabajos gráficos desde la tecnología digital era pertinente en la medida que, por su propia naturaleza, permite otras dinámicas de reproducción (la realidad virtual y la virtualidad callejera), lo que en la práctica redefine la discusión entre artesanía y arte desde su factor de reproducción, reutilización y reciclaje (las mismas dinámicas que se usan para simbolizar por parte de las estéticas populares mencionadas) bajo el signo de las nuevas tecnologías. Así también asume el impacto que las tecnologías digitales, a través del diseño gráfico y su gran mercado ilegal, han tenido en la actual fisonomía de las estéticas populares.

La discusión actual entre arte y artesanía en términos de producción-distribución-consumo es también la discusión entre el arte y el diseño en sus lógicas de reciclaje, donde el escenario urbano es el principal fermento. El diseño gráfico y sus materiales impresos marcan, en una curva creciente, los nuevos elementos estéticos populares debido a la relativa facilidad de su acceso y su aprendizaje, a la consolidación de sector de micro y pequeña empresa que puede sostener materialmente su reproducción y por haber sabido empatar con las mencionadas dinámicas de reciclaje que ya se venían efectuando desde el propio origen de estas estéticas.

Es así como el impacto de estas estéticas, vistas como prácticas de la experiencia vital radicalizada, se vuelven una épica por medio de las tecnologías digitales. En un momento histórico de atomización de paradigmas, la tecnología digital permite espacios de conexión, reconstruye épicas en términos materiales que hayan su apellido ideológico según el contexto en que se efectúa su producción o reproducción.

3) El arte como radicalización de la experiencia vital.

La apuesta de esta muestra, y de otros trabajos que en la actualidad se están realizando en distintos lugares de Lima y provincias, sintoniza con la necesidad de un cambio en las artes peruanas. Cierra la idea de un artista representante o intermediario que ve en la sociedad temas y no fines, y busca asumir la propuesta que se ha desarrollado estéticamente de manera más pública en nuestro país: la propuesta del arte como radicalización de la experiencia vital y del artista como un comunicador crítico y, por ende, involucrado en la misma (hablo de las estéticas populares). A mi ver, esa experiencia vital en términos políticos sólo encontrará su desarrollo si aquellos que la experimentan hoy la necesidad de desarrollar organización. Decíamos que estas estéticas están ligadas directamente a las condiciones de vida de los sectores mayoritarios de nuestra sociedad. Hoy estos sectores se encuentran atentados en sus posibilidades de desarrollo vital, por ende ello repercute en sus expresiones culturales. Es así que resulta necesario retomar una cultura de organización popular como espacio de creación y procreación de respuestas solidarias. Y cuando se plantea organización se está estableciendo un modo de desarrollarla, que sea participativa y orgánica a las necesidades de estos sectores. En tal sentido se puede decir que las prácticas artísticas son como espejos sin contorno: no reflejan, relacionan; y desde ahí se parte a la construcción de una nueva institucionalidad en el arte (frente a la actual que haya su poder en la capacidad de construir una red de relaciones sustentadas en la expropiación de la capacidad de representación de diversos grupos sociales).

La necesidad de un artista inserto, como tal, en propuestas de organización en un contexto social como el de los últimos veintisiete años, con capacidad de hacer del espacio público el debate público, y de él mismo como un comunicador crítico dentro de ese debate; que apueste por la autogestión como requisito para una comunicación en todos los sentidos; por el compromiso de avanzar en colectivo a la resolución de los principales problemas de nuestra sociedad a través de la socialización de los medios artísticos (en su significación y su uso social) son algunas de las características de esto que llamamos nueva institucionalidad (y que podría llamarse de otra forma menos aburrida). Frente a la expropiación de la capacidad de representación la apuesta que hoy consideramos pertinente es la de empoderar la auto-representación de los grupos sociales a través del arte y la política.

26.4.07

JUEVES 26 VÍCTOR CASTRO EN LA CULPABLE

Las ya conocidas sesiones de La Culpable se reinician este Jueves 26 a las 8.00 pm. con el portafolio de Víctor Castro, escultor mexicano que radica en el Perú y que con su propuesta se acerca a la recolección como medio y como proyecto.

Una cita imposible de faltar!!!

Recolectar. (Del Lat. recollectum, supino de recolligere, reunir, recoger.) 1. tr. Juntar personas o cosas dispuestas. 2. Recoger la cosecha. (Diccionario de la lengua española, Real Academia española. Madrid, 1982, p. 1122).

Reciclar. 1. tr. Someter un material usado a un proceso para que se pueda volver a utilizar. 2. tr. Dar formación complementaria a profesionales o técnicos para que amplíen y pongan al día sus conocimientos. 3. tr. Dar una nueva formación a profesionales o técnicos para que actúen en otra especialidad. 4. tr. Tecnol. Someter repetidamente una materia a un mismo ciclo, para ampliar o incrementar los efectos de este. (RAE: http://www.rae.es/).



24.4.07

PERSONANORMAL. Exposición individual de Tania Bedriñana

Gabriela Germaná, Historiadora del arte e investigadora del Museo de Arte de San Marcos, me hace llegar la invitación al diálogo con la Artista Tania Bedriñana en el marco de la exposición que PERSONANORMAL que está curando en la Galería Forum de Miraflores.

PERSONANORMAL

Exposición individual de Tania Bedriñana

Diálogo abierto con la artista/ sobre procesos y visiones

Introducción de Gabriela Germaná


Miércoles 25 de Abril 7.00 pm


Galería FORUM

Larco 1150 sótano – Miraflores

Tlf. 446-1313


www.taniabedrinana.com

23.4.07

EL POP EN EL PERÚ

“Tantas veces Andy Warhol”, es el nombre del proyecto multimedia del periódico El Comercio de Lima que fue elaborado con el diseño y realización de Sergio Fernández, textos de Pierina Papi y Carlo Trivelli y entrevistas a Alfredo Márquez y Gustavo Buntinx y que puede ser visto aquí. En el marco de esta investigación, a continuación algunas reflexiones sobre el Pop en el Perú.

EL POP EN EL PERÚ.

Por: David Flores-Hora

I

El término pop art, (abreviatura de popular art) fue utilizado por primera vez por el crítico británico Lawrence Alloway (1926-1990) en 1957. Este término definió a una generación de artistas que, primero en Gran Bretaña y luego en Estados Unidos, reivindicaron la realidad de una "nueva cultura popular", como reacción contra el elitismo artístico promovido por el expresionismo abstracto que había dominado en la pintura durante el final de los años 40 y principios de los 50.

El arte pop tiene una gran carga figurativa y sus temas provienen de los íconos de la cultura de masas, las ilustraciones de revistas y periódicos, la publicidad, los objetos de consumo, la comida rápida, etc. El público inicial que presenció las obras de los artistas pop, sintieron la cercanía con un mundo conocido y comprensible, los objetos banales de la vida cotidiana pasaron a la categoría de obras de arte.

El pop art tuvo en Inglaterra sus primeras manifestaciones. Grandes aportes surgieron en las discusiones sobre cine, publicidad, comunicación de masas y música de Independent Group, (integrado por artistas, críticos, escritores y arquitectos que se reunían en el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres). Richard Hamilton, Eduardo Paolozzi y Lawrence Alloway son algunos de los representantes de ese primer momento del pop inglés. Un segundo momento, donde figuran Richard Smith y Meter Blake, se sitúa entre 1957 y 1961. La tercera y última generación se dio en 1961 y con las figuras de Ronald Kitaj, David Hockney, Allen Jones y Peter Phillips.

A pesar del desarrollo inicial británico, donde en realidad se arraigó el pop fue en Estados Unidos, y sus protagonistas fueron Tom Wesselmann, James Rosenquist Andy Warhol, Claes Oldenburg, y Roy Lichtenstein.


II

Al hablar del caso peruano, y su cercanía al Pop art, ubicamos la década del sesenta. Momentos donde la escena plástica vive un ritmo acelerado de recepción de las tendencias internacionales. Ocurre ese cambio del centro mundial del arte de Paris a New York (que ya antes nos referimos en este espacio), nos incorporamos al expresionismo abstracto, también nos asimilamos al informalismo europeo, que se desarrolló en paralelo al expresionismo americano. Otros pintores siguieron en la senda de la abstracción pero en el ámbito del Op. También entró al escenario el figurativismo del Pop Art y el arte de concepto.

En nuestro país, en el ámbito de los valores culturales y de algunas esferas de la ‘alta’ cultura local, todavía se prefiere a Francia y Europa. Esto explica que nuestra vieja élite rechace el Pop. Estos antiguos seguidores de la abstracción tenían como foco el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) el cual suscribía el concepto de internacionalismo y prefiere la obra de autor reconocido como afirmación objetiva de que el arte es un valor de modernidad. Así la posibilidad de experimentación queda recortada en términos institucionales (VILLACORTA y DEL VALLE, 2002: 7).

Frente a esto, fomentados por el crítico Juan Acha (Piura, 1946), los jóvenes artistas agrupados como “Arte Nuevo” operan los nuevos lenguajes artísticos antes mencionados. En esos días, surge la interrogante con respecto a las opciones estéticas del arte peruano: ¿se copiaba simplemente por estar a la par de los productores mundiales de arte, cómo evitar que se nos distinga como atrasados? ó ¿Existen fuerzas endógenas para reconvertir estas opciones estéticas en propuestas válidas? Acha se inclina hacia la última pregunta (CASTRILLÓN, 2003: 20). Como duro crítico del provincianismo-indigenista, argumenta una actitud desfasada a lo tradicional.

Las primeras manifestaciones de un cambio real en pintura se dan a mediados de los sesentas en la obra de Emilio Hernández Saavedra y Jaime Dávila. En su pintura abstracta se comienzan a ver símbolos geométricos y evocaciones industriales, dándose un primer acercamiento al Pop Art.

Algunos de los artistas que asumieron la estética Pop fueron: Luis Arias Vera, quien reprodujo elementos de consumo masivo como sobres de carta; Luis Zevallos Hetzel, que ganó en 1969 el Premio Nacional de Pintura de Ancón con una obra que reproduce un almanaque publicitario, lo cual da origen a la protesta del público que lo acusaba de plagiador. Esto genera un debate sobre lo que es y no es una copia. El crítico Juan Acha en su articulo “Arte Pop: Procedimientos y finalidades” (El comercio. Suplementos Dominical. Lima 25 de mayo de 1969, Pp 38, 39), explica -fruto de su vasto conocimiento, bibliografía y referencias con el arte internacional- la formas como los artistas Pop toman y en algunos casos se apropian, de elementos publicitarios, mediáticos y de consumo masivo.

El historiador del arte peruano Alfonso Castrillón opina sobre estos antecedentes y expresa:

“Hay que destacar también el carácter efímero de algunos de nuestros trabajos Pop, que ha hecho que muchas obras desaparezcan y queden consignadas solo en el registro de un periódico: al final resulta más importante el dato que el objeto mismo. Por su carácter, el Pop peruano queda como un ejercicio gratuito, dentro de la esfera lúdica, como etapa de rápido pasaje que, incluso, está fuera de mercado. En el Perú el Pop no tuvo el trasfondo crítico que le dio credibilidad en Estados Unidos y se convirtió, en cambio, en la exaltación deslumbrada de la sociedad de consumo” (CASTRILLÓN, Op.Cit: 37).


III

Con el gobierno de Juan Velasco Alvarado, el Perú se acerco a tendencias soviéticas y cubanas, y acogiendo esta experiencia se utilizó el afiche como medio para promocionar las reformas sociales y políticas.

En este contexto el Pop Art, dejó de la simple imitación y pasó a reinterpretarse. El afiche del SINAMOS (Sistema nacional de movilización social) adquirió características propias, se trató en muchos casos de la fusión del Pop y Op Art (Tendencias estadounidenses y totalmente antagónica a los proyectos nacionalistas del gobierno militar). Esta curiosa simbiosis enaltece la figura del indio. Las irónicas imágenes del Pop Art americano habían ayudado a despejar el camino para el nacimiento de una expresión realista muy peculiar que Jesús Ruiz Durand denominó “Pop Achorado”.

Dentro de ese clima de revolución, exaltación de la figura de Tupac Amaru II, y reformas Ruiz Durand junto a José Bracamonte, Emilio Hernández Saavedra, Carlos Gonzáles y Ciro Palacios, fueron quienes impregnaron al afiche Velasquista de un verdadero compromiso y cercanía a una tendencia peruana.

En estas obras se podía leer frases como “Reforma Agraria base de una nueva sociedad”, “El Azúcar[,] primera industria sin patrones en el continente americano”, “190 años después Tupac Amaru esta ganando la guerra”, “Tierra sin patrones”. De manera especial se trabajó la figura de Tupac Amaru II como prototipo del indio que tuvo valor para enfrentarse al poderoso opresor. El arte peruano se asocia gradual y explícitamente a discursos progresistas que buscan la reparación social y la restauración estilística a partir de figuras que son derivadas del indigenismo y las tradiciones andinas (HERNÁNDEZ CALVO y VILLACORTA, 2002: 41).

Como dice Gustavo Buntinx el Pop Art pasó de la imitación, a la metabolización, los referentes del pop internacional sirven de plataforma para sustentar un discurso propio de la coyuntura peruana.


IV

Ya entrando a los ochentas, esta ola de sinceramiento en la plástica peruana no se detuvo, experiencias como E.P.S. (Estética de Proyección Social) Huayco pervivieron en el inicio de guerra interna, una guerra silenciosa del campo a las ciudades.

E.P.S. Huayco se estableció en momentos de “regreso” a la “democracia” y de la masificación (y rápida extinción) de la izquierda peruana, sus integrantes: Francisco Mariotti, María Luy, Rosario Noriega, Lucy Angulo, Herbert Rodríguez, Juan Javier Salazar, Armando Williams y Mariela Zevallos hicieron suyo una simbiosis entre lo artístico y la política.

El pop art peruano en este momento adquirió una estética del reciclaje, tanto formal (latas de leche vacías), como conceptual (la imagen de Sarita Colonia). Esta evocación a la realidad migrante-andina está constituida como una imagen de culto en la historia del arte peruano, donde la muchacha provinciana a quien se le atribuye milagros y despierta mucha devoción (nunca reconocida por la iglesia católica), se convierte en un icono de cómo “solo lo popular es realmente moderno hoy en el Perú”. (Texto de Mirco Lauer que acompañó la exposición “Arte al Paso“ de E.P.S. Huayco en mayo de 1980).

A mediados de los ochentas Los bestias, (Alfredo Márquez, Elio Martucelli, Herbert Rodriguez, entre otros estudiantes de Arquitectura de la Universidad Ricardo Palma) continuaron un trabajo de agitación y accionismo que devino en la formación del taller NN.

En 1989 la “carpeta negra” de este taller fue seleccionada para ser expuesta en la Bienal de la Habana, esta carpeta contenía iconos de la política pero con un estética Pop. Como lo expresa Alfredo Márquez, uno de los creadores de esta carpeta negra, los referentes no provenían precisamente del Pop internacional, en realidad la visualidad que más se acercó a los NN fue la calle misma, los referentes urbanos que fueron tomados y asumidos para continuar el desarrollo del Pop Peruano.


V

A mediados de los noventas apareció un generación de artistas que se formaron en medio de la agobiante dictadura que Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos implantaron en el Perú. Artistas como Jorge Miyagui impregnan su estética pop de referentes de la cultura de masas e imágenes del inconsciente colectivo, de esta forma en el trabajo de Miyagui personajes de la política aparecen en un solo plano con personajes del manga, referentes y personajes de la vivencia urbana y con un desborde cromático de una ciudad como Lima. De esta forma el activismo, y la denuncia, de este artista se percibe como una sutil y lúdica puesta en escena donde los personajes que nos gobiernan en realidad juegan y participan en una gran orgía.

Otro artista coetáneo es Jaime Domenack, quien maneja un gran discurso teórico, el se acerca al arte Pop también utilizando personajes del inconciente colectivo como Tupac Amaru II y el poeta Luís Hernández. La propuesta de Domenack fluctúa también con un estética glan, este artista asume una mayor carga al convertirse (o travestirse) en Dj Tupac, un Dj con iconografía de sindicalista de los setentas que pone música en cuanto espacio sea propicio.

Fernando Gutiérrez, más conocido como Huanchaco, trabaja el comic, pero con una carga local, donde se acentúa la convivencia en Lima. Con esta mirada urbana-marginal Huanchaco y su “criollada” limeña muestra personajes “achorados” como héroes de realidad o de ficción. Con su personaje “Super Chaco” un neo-cristo que intenta hacer su justicia en una ciudad caótica, un anti-heroe creado por Huanchaco, por momentos Pop y por momentos kitsch, pero totalmente peruanizado.


VI

A imagen y semejanza fue un proyecto que iniciando este milenio coincidió los referentes Pop con lo neo-barroco, imágenes que hacen alusión al pasado colonial-barroco.

Marcel Velaochaga, Angel Valdez, Alex Angeles, Alfredo Márquez, Carlos Lamas entre otros, impregnan a estos trabajos los iconos del bombardeo mediático y las imágenes de consumo que purifican lo sacro-colonial, convirtiéndolo “a imagen y semejanza”, en una nueva devoción.

De esta manera, lo “Barroco” -o lo “Estrambótico” o “confuso”- como lo definió Jean Jacques Rousseau, sirve de plataforma para elaborar un discurso tan complejo como la “Caja Negra” de Alfredo Marquez y Ángel Valdez, este trabajo del 2001 intenta a modo de una caja negra (valga la redundancia) rastrear y/ registrar el momento pre-apocalíptico, un segundo antes de la destrucción.

Este aparato instalado en la cabina de mando de cualquier avión registra las conversaciones y detalles de un vuelo fatídico, de esta forma Márquez y Ángeles utilizan este concepto y se apropian de elementos de la “nueva crónica y el buen gobierno” de Guaman Poma de Ayala donde Babilonia y Jerusalén mutan con imágenes del frontón en llamas, o la trinidad mesiánica da paso a sinchis y guerrilleros emerretistas.

Este mismo concepto se pudo ver en la exposición “Inkarri, vestigio barroco” que Alfredo Márquez curó en septiembre del 2005 en el Centro Cultural de España en Lima.


VII

El pop en el Perú es una sucesión pendiente y poco estudiada escrupulosamente como secuencia, que indudablemente da pie a estudios mayores. En el años 2000 la exposición “Referentes Pop en el arte peruano” en el Museo de Arte del Centro Cultural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pudo aproximarse a una toma de pulso de lo que es el arte pop en ese momento.

Sin embargo podemos argumentar un hilo conductor en el arte pop peruano, un hilo conductor que desde los afiches de Ruiz Durand hasta lo neo-barroco marcan a la plástica peruana de un estilo propio e inacabado.

BIBLIOGRAFÍA

BUNTINX, Gustavo.

2005.

E.P.S. Huayco. Documentos. Lima: Centro Cultural de España, IFEA, MALI.

2005

Utopía y Ruinas. Jesús Ruiz Durand: Fragmentos de una retrospectiva (1966-1987). (Catálogo de exposición). Lima, Museo de Arte de San Marcos.

CASTRILLÓN, Alfonso.

2001.

¿El ojo de la navaja o el filo de la tormenta?. Lima: Universidad Ricardo Palma.

2003.

Generación del 68: entre la agonía y la fiesta de modernidad. Lima: ICPNA – Banco Sudamericano.

2004.

La generación del ochenta. Los años de la violencia. Lima: ICPNA y Banco Sudamericano.

CONTRERAS, Carlos; CUETO, Marcos.

2000.

Historia del Perú contemporáneo. Lima: Pontifica Universidad Católica del Perú.

EDER, Rita y LAUER, Mirko.

1986.

Teoría Social del Arte, bibliografía comentada. México, D.F: Universidad Nacional Autónoma de México.

HERNÁNDEZ CALVO, Max y VILLACORTA Jorge.

2002.

Franquicias Imaginarias: Las Opciones Estéticas en las Artes Plásticas en el Perú de Fin de Siglo. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

LAUER, Mirko.

1976.

Introducción a la pintura peruana del S. XX. Lima: Mosca Azul.

MÁRQUEZ, Alfredo.

2005

Inkarri. Vestigio Barroco. (Catálogo de exposición). Lima, Centro Cultural de España, AECI.

LEONARDINI, Nanda.

1999.

Algunos alcances sobre el arte peruano. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

RODRÍGUEZ, Herbert.

2006.

Trayectoria del Arte Alternativo Peruano. Lima: (texto inédito).

TARAZONA, Emilio.

2004.

«El Grupo Chaclacayo. Marcas de la violencia por debajo de la piel» En: La generación del ochenta. Los años de la violencia (catálogo de exposición). Lima: ICPNA y Banco Sudamericano, Pp. 174-179.

VILLACORTA, Jorge y Del Valle, Augusto.

2002.

«Otra actualidad las artes plásticas en el Perú». En Ars Novoa, 1/02, Barcelona: Pp 4-23.


FOTOS:

Foto 1. Página de presentación del Proyecto Multimedia del periódico El Comercio de Lima “Tantas veces Andy Warhol”.

Foto 2. EMILIO HERNÁNDEZ SAAVEDRA. Twiggy, 1967.

Foto 3. JESÚS RUIZ DURAND. Reforma Agraria, 1969.

Foto 4. E.P.S. HUAYCO. Sarita Colonia, Loma Panamericana Sur, 1980.

Foto 5. JAIME DOMENACK, Volvo Vuelve, 1999.

Foto 6. ALFREDO MARQUEZ y ANGEL VALDEZ. Caja Negra. 2001.

22.4.07

ANDREA MIRANDA

Acaban de confírmame la noticia que Andrea Miranda ha fallecido en Egipto luego de una penosa agonía. Una irreparable perdida que todos lamentamos.

Con el fin de apoyar a su familia se está organizando una subasta silenciosa en la Escuela Corriente Alterna (Av. de la Aviación 500, Miraflores) desde El miércoles 25 de abril hasta el viernes 27. (Abajo afiche tomado del blog Arte-Nuevo).

Se puede consular a los telefonos:

Corriente Alterna: 242.8482 / 446.4206

Galería Lucía de la Puente: 477.9740 / 477.0237

Además se habilitado dos cuentas para quien desee apoyar:

Adriana Patrucco - Cuenta del BCP en dólares: 194-1523-7521-1-34.
Víctor Miranda Matienzo - Cuenta Banco de Crédito (dólares): 1941418749106.

18.4.07

“LA PERSISTENCIA DE LO EFÍMERO. ORÍGENES DEL NO-OBJETUALISMO PERUANO: AMBIENTACIONES / HAPPENINGS / ARTE CONCEPTUAL (1965-1975)”


Centro Cultural España.
Curadores Miguel Lòpez + Emilio Tarazona


Conversatorios y visita guiada:

-Visita Guiada. El jueves 19 de abril a las 6.00 pm. A cargo de los curadores.

-REVISITANDO EL NO-OBJETUALISMO PERUANO: ORIGENES Y PROYECCIONES. El jueves 19 de abril, a las 7.30 pm, Aquì se discutirá el concepto de no-objetualismo que Juan Acha utilizara para aproximarse a las prácticas efímeras y desmaterializadas. Participan: Augusto del Valle, Rafael Hastings, Miguel López, Emilio Tarazona y Jorge Villacorta.

-VANGUARDIA PERUANA DE LOS AÑOS 60`S. El viernes 20 de abril, a las 6.00 pm, Aquí se discutirá las ideas asociadas a la vanguardia peruana de los años 60's. Participan: Luís Arias Vera, Gustavo Buntinx, Emilio Hernández Saavedra, Miguel López, Elida Román y Emilio Tarazona

Nota final que me manda Miguel López: “Espero que todos puedan asistir desde mañana ya que tendremos varios testimonios de parte de los artistas y protagonistas de esa época, lo que resulta sumamente significativo en vista de los pocos relatos que existen sobre ese momento de la historia del arte peruano”.

17.4.07

SEMINARIO DE HISTORIA DEL ARTE Y APRECIACIÓN ARTÍSTICA: “INICIACIÓN AL ARTE ACTUAL, DE LA FORMA A LA IDEA”.

Aquí esta información que llegó a mi correo electrónico por parte de Herbert Rodríguez. Se trata del Seminario de Historia del Arte y Apreciación Artística: “Iniciación al Arte Actual, de la Forma a la Idea. Que será en TELEFÓNICA.

Estimados amigos,

Les envío información de mi próximo Seminario de Historia del Arte y Apreciación Artística: “Iniciación al Arte Actual, de la Forma a la Idea”.

Lugar:

Centro Fundación Telefónica (Av. Arequipa 1155, Lima) Telf. 210-1327

Del Jueves 3 de mayo al 28 de junio

SALA PLASMA / Martes y Jueves. Hora: 3:30 – 5:00 pm

www.telefonica.com.pe/centrofundacion

Ingresar a la opción Actividades en el Centro, en el item Convocatorias encontrarán mayor información del Seminario y la ficha de inscripción.

La convocatoria está abierta al público en general hasta el lunes 30 de abril.

Saludos,

H.R.

16.4.07

RACISMO, MESTIZAJE Y VIOLENCIA

En el marco del Coloquio “Lo Cholo en el Perú este miércoles 18 de abril a las 19:00, será inaugurada la exposición RACISMO, MESTIZAJE Y VIOLENCIA.

Lugar: Biblioteca Nacional del Perú. Av. De la Poesía 160, San Borja.

Artistas: Ángel Ángeles, Lola Apolinario, Christian Bendayán, Claudia Coca, Roxana Crisólogo, Mauricio Delgado, Claudia Denegri, Felipe del Águila, Natalia Iguiñiz, Miguel Lescano, Gilda Mantilla, Jorge Miyagui, Alfredo Márquez, César Namuche, Guillermo Quiroz, Gustavo Rodríguez, Herbert Rodríguez, Jesús Ruiz Durand, Susana Torres, Superchaco, Ángel Valdez, Guillermo Valdizán, Marcel Velaochaga.

12.4.07

HACIA UNA ACTITUD CRÍTICA. Entrevista a Miguel López

A continuación una entrevista con Miguel López (Lima, 1983). Curador, junto con Emilio Tarazona de la exposición "La persistencia de lo efímero: Orígenes del no-objetualismo peruano: ambientaciones / happenings / arte conceptual (1965-1975)" que puede ser visitada hasta el 29 de abril en el Centro Cultural de España de Lima. Esta grata conversación con Miguel no solamente fue sobre esta exposición y su investigación, también sobre lo que significa ser un joven curador en el Perú.

Miguel me hizo llegar posteriormente la bibliografía que es aludida (directa o indirectamente) en la entrevista. Copio esta bibliografía al final.

HACIA UNA ACTITUD CRÍTICA

Entrevista a Miguel López, co-curador de la exposición

"La persistencia de lo efímero. orígenes del no-objetualismo peruano: ambientaciones / happenings / arte conceptual (1965-1975)"

Por David Flores-Hora.

--Para comenzar esta entrevista, y contextualizar la exposición que estás curando, habría que tener en cuenta el carácter casi exploratorio de la investigación, son muy pocas las fuentes posteriores que aluden a este momento del arte peruano. ¿Cómo fue el manejo bibliográfico para esta investigación?

--Efectivamente, hay tres o cuatro textos que refieren al tema. Por ejemplo uno de Juan Acha titulado Despertar Revolucionario y publicado en Italia en 1971: allí lo más interesante es que tienes un texto de época que cataliza y canaliza el ímpetu y el ánimo eruptivo del momento. Acha debió escribirlo –estoy especulando- hacia fines de 1970, poco tiempo después de haber visto las experiencias más críticas del arte conceptual en Lima. Es decir cuando Emilio Hernández ‘expone’ literalmente la galería Cultura y Libertad en un desmontaje y develamiento crítico del espacio –desde la definición del término, hasta fotografías del personal que lo administra, del plano arquitectónico y distrital, reproducciones de una invitación de la galería, una nota de prensa, etc.-; o cuando Rafael Hasting exhibe, en una serie de diagramas caligrafiados, al propio crítico Juan Acha, desde sus características personales -51 años, ingeniero, etc- hasta sus relaciones con el medio en un sentido social y político, entre otros diagramas que paralelamente abordaban el desarrollo de la pintura peruana. Estos y otros artistas se encontrarían en aquel momento decididos a cuestionar el discurso y espacio artístico en un intento de desmitificarlo. Para Acha esta necesidad de poner en observación el arte, ‘denuncia’ diría incluso era una actitud que marcaba una diferencia significativa con lo anterior.

Es decir que aquel texto te señala también un giro ya producido en su pensamiento que también puede ser percibido en sus escritos anteriores inmediatos. Enfatiza por ejemplo un desplazamiento de lo que llama la vanguardia formal (el op-art, el pop-art, etc) hacia el activismo cultural (el arte conceptual, las acciones e intervenciones, etc). Un tránsito que convierte al arte en una herramienta capaz de incidir en la sociedad y poner en cuestión lo establecido. Es claro que aquí el crítico le confiere al arte un compromiso mayor.

Otro texto que alude este periodo es uno de Alfonso Castrillón de 1981, escrito para el I Coloquio de Arte No-objetual y Arte Urbano que se celebra en la ciudad de Medellín (Colombia), titulado Reflexiones sobre el arte conceptual en el Perú y sus proyecciones. Aquí Castrillón intenta hilar una serie de experiencias conceptuales que parten localmente de Hernández, Hastings, Teresa Burga, con otras que se comenzaron a producir en ese momento en Lima. Se menciona Lima en una árbol (1981), Acción furtiva (1981), etc. Castrillón ensaya aquí un primer intento, aunque general, de sistematización de la experiencia del conceptualismo local. De Castrillón cabe también señalar su texto de la exposición La generación del 68, de la cual fue curador y que atraviesa también de manera amplia esta década.

Un tercer texto significativo, mucho más reciente, es el que presenta Gustavo Buntinx en un coloquio sobre ‘Cultura y Política en los años ‘60’ que organizan Ana Longoni, Andrea Giunta y otros investigadores en Buenos Aires (Argentina) en 1997. Buntinx aborda aquel momento pero desplazando finalmente su atención a la experiencia de Jesús Ruiz Durand, el “pop achorado” y los afiches producidos durante la Reforma Agraria del gobierno del general Velasco en los años 70’s. Mencionando así de forma rápida el experimentalismo plástico anterior, al cual Buntinx ha también aludido de forma sucinta en algunos otros textos.

Es interesante por ejemplo ver ciertas conexiones (y distancias) que existen entre la mirada de Buntinx y un discurso como el de Mirko Lauer. Por ejemplo Lauer es una de las personas de quien podríamos decir ha observado con escepticismo aquel primer no-objetualismo y la llamada ‘vanguardia de los años sesenta’ (estoy pensando en su libro Introducción a la pintura peruana del S. XX). Creo que Buntinx, sin ser un escéptico frente a estas experiencias, no ha detenido su mirada en este primer no-objetualismo porque considera que la transición que se produce hacia fines de los sesenta y en los setenta, en la obra de Ruiz Durand, condensa la situación más significativa de todo el período. La suya es sin duda una de las lecturas más valiosas del momento, pero a mí me interesa que se vuelvan a pensar aquellos años de transformaciones plásticas radicales, más aún a la luz del registro de obras efímeras que en esta exposición están siendo vistas casi de forma inédita.

Lauer por ejemplo se pronuncia frente a estas experiencias de los sesentas y las califica como un “producto espontáneo y acrítico”, y algo de esa perspectiva ha redundado en que se insista posteriormente en que la mayor parte de esta producción temprana no pasó de ser una mera copia irreflexiva de formas y formatos internacionales, una moda pasajera, un calco de imágenes foráneas. Lo cual parece haber reforzado también el poco interés que ha tenido la historia por volver a visitar este momento.

A Emilio Tarazona y a mí, a medida que avanzábamos en la investigación y aparecían propuestas nunca antes referidas y fuera de toda historiografía, nos empezó a quedar muy claro que el llamado ‘calco irreflexivo’ con el cual se ha restado importancia a muchas de estas experiencias, no fue el velo que cubrió toda la década. Y que sí se produjeron situaciones de inmersión radical y crítica sobre el contexto inmediato. La exposición de Luis Arias Vera en 1965 titulada Escenografía para un folklore urbanodonde presentaría, entre otras cosas, una serie de ambientaciones que aludirían a las costumbres y hábitos limeños me parece un buen ejemplo a mencionar. Aquellas obras constituyen tal vez los primeros ejercicios locales de lo que hoy podríamos denominar ‘arte conceptual’.


--Teniendo en cuenta esta escasa bibliografía que me acabas de detallar ¿que te motivó a hacer esta investigación-curaduría? ¿Qué significó hacerla?

--Yo mantengo la idea que en todo proyecto, y especialmente en toda curaduría, hay una toma de posición. Una situación que exige que seas muy conciente de dónde y frente a que te posicionas. En el caso de esta exhibición hay dos puntos clave que me vienen a la mente: uno implica ponerte en perspectiva con la ‘historia’, es decir, hacer un rescate de este tipo no sólo advierte la cantidad de vacíos de la cual está compuesta, sino que deja en claro que esos vacíos no son gratuitos e indican, de forma tácita, el modo en el cual se ha orientado el arte contemporáneo en las últimas décadas. Es como si la historia del arte peruano hubiera renunciando u obliterado en algunos momentos sus referentes más molestos y críticos a favor de la comodidad de lo más tradicional o de aquello que puede tener cierto éxito en el mercado. No lo digo en un sentido estricto o deliberado pero siento que algo de eso hay.

Es tal vez por eso que cuando imaginamos nuestros años setenta nos viene a la mente, casi de inmediato, el surrealismo o el llamado ‘retorno a la figuración’, en vez de especular con estas experiencias tempranas de conceptualismo de los 70’s o los Festivales de Contacta que impulsó Francisco Mariotti antes de formar E.P.S. Huayco.

El otro punto importante tiene que ver con la inscripción de muchas de estas obras en el imaginario de las distintas generaciones, pero especialmente de las más jóvenes. O dar acaso visibilidad a algunas propuestas que habían sido mencionadas pero tal vez nunca vistas, como por ejemplo una muy importante titulada Autorretrato (1972) de la artista Teresa Burga, que varios de mis amigos historiadores y críticos del arte han mencionado más de una vez pero sin haberla visto realmente. Allí adviertes también la forma en la cual se ha construido las precarias referencias sobre esos años, como de oídas o intentando preservar las pocas ideas inscritas al respecto. 35 años después, ver finalmente exhibido Autorretrato es, creo, una de las cosas más impactantes que puede tener esta exhibición.

Para nosotros estuvo claro desde un comienzo que la mayoría de estas imágenes u obras al permanecer totalmente obviadas por historia, salvo acaso las notas publicada en diarios y revistas de esos años, no habían podido ejercer ningún tipo de inflexión reflexiva sobre producciones posteriores. Apostar por esta curaduría significaba volver a poner en escena estas experiencias, consignarlas en la memoria, traerlas nuevamente a discusión. Y que eso te permita pensar que tipo de tensiones se generaron entre lo que habitualmente conocemos de aquellos años y la condición más efímera de sus prácticas, que es justamente el no-objetualismo. Todo ello como curadores nos parecía sumamente significativo y lo que tentábamos era la posibilidad de trastocar o modificar no únicamente la mirada del pasado, sino especialmente la proyección ulterior que estos sentidos y significados nuevos podría desplazar a la práctica contemporánea actual.

Yo tengo además un interés muy particular por el arte conceptual y experimental, pero específicamente por propuestas de arte crítico. Me interesa situar coordenadas, artistas, acciones, experiencias, que tengan un matiz esencialmente reflexivo, aquellas capaces de poner entre paréntesis y signos de interrogación nuestras ideas más confortables de lo que podría ser llamado arte. Que puedan contravenir o cuestionar los sistemas tradicionales de representación, que planteen nuevas formas de circular ideas y que intenten también nuevos modos de acercar el arte hacia la vida misma. De coordenadas críticas es precisamente lo que carece nuestra frágil historia del arte, y eso se ve muy claramente en mucha de la producción más actual que aparece, en muchos casos, convertida en un signo más del espectáculo.

Hacer este trabajo fue sumamente enriquecedor. El entrar en contacto con artistas de una generación completamente distinta a la mía, varios de los cuales se encontraban además alejados de la escena artística, me hizo acceder a una cantidad y densidad de sentidos e ideas que aún estoy asimilando pero cuyo valor me parece incalculable. Debo agradecer especialmente su amistad y generosidad. Por otro lado trabajar en este proyecto exigía una disciplina de historiador que yo por formación no tengo: un trabajo minucioso de rastreo de datos, una lectura crítica de fuentes y testimonios… Es decir que he intentando salvar mis carencias a nivel de investigación con método y disciplina personal, y aunque eso a veces no es suficiente es quizá la única manera en un contexto como el nuestro donde si eres joven y quieres hacer teoría e historia de arte contemporáneo pues lo único que tienes es el auto didactismo y el apoyo de tus amigos, a lo cual debes sumarle mucha constancia.

--¿Cuánto tiempo que has estado gestando esta investigación? Teniendo en cuenta que este proyecto es más una investigación que una mera curaduría.

--Si, definitivamente, todo el proyecto fue siempre concebido como una investigación. Esta curaduría es como una toma de pulso de los últimos dos años de trabajo. Para nosotros no es simplemente el hecho de hacer una exposición sino la posibilidad de cubrir vacíos, de hacer nuevas inscripciones discursivas, darle nuevos aires a aquel momento. Estamos trabajando en la edición de un libro que recoja estas primeras experiencias del no-objetualismo, y paralelamente distintos ensayos o aproximaciones sobre la década, como por ejemplo el libro sobre el grupo Arte Nuevo que esperamos tener listo ya hacia fines de abril o comienzos de mayo.

Con Emilio, al hacer la muestra, teníamos muy claro que la mejor plataforma para consignar la densidad de sentidos que esta investigación nos está mostrando es definitivamente el formato libro Lo que nos exige el proyecto ahora es una producción textual lo más reflexiva y rigurosa posible.


--Muchos cuando vieron por primera vez la exposición pensaron que se trata de solo el registro de aquellos proyectos no-objetuales de los años 1965-1975, pero en realidad hasta se han re-elaborado obras, como lo de teresa Burga.

Debido al tiempo que hemos dedicado al proyecto se ha podido hasta reelaborar obras. En el caso de Autorretrato de Teresa Burga es sólo una reconstrucción parcial. Ella presenta en esta obra un corte transversal y científico de su propio cuerpo, un día de su vida en tres ejes: ‘informe rostro’, ‘informe corazón, ‘informe sangre’. Cada eje exhibía diversos elementos: desde un análisis porcentual de la composición bioquímica de su sangre, un levantamiento topográfico de su rostro hasta fotografías de frente y de perfil, entre otras cosas, parodiando también la construcción modernista del ‘autorretrato’ como representación trascendente del sujeto.

De esta obra ella conservaba muchos fragmentos originales y los bocetos que sirvieron de molde idéntico para las obras iniciales. Sobre ellos se trabajó algunos esquemas perdidos, y otro fragmento que es el ‘electrocardiograma’ que se rehizo íntegramente. Allí es donde la complicidad conceptual con el artista se revela fundamental, ya que elegimos conjuntamente hacer unas nuevas lecturas médicas de su corazón un 9 de junio (del 2006), el mismo día que ella había usado en 1972 para realizar su obra. Manteniendo cierta coherencia con esta idea del corte y lectura científica en un espacio tiempo determinado.

Pero te digo que para hacer eso hemos conversado mucho con Teresa, pensando y discutiendo sobre la obra e imaginando las diferentes maneras de reinscribir adecuadamente todos sus sentidos. Emilio Tarazona, si mal no recuerdo, la había conocido ya antes cuando realizaba su curaduría sobre Accionismo en el Perú (1965-2000). Nosotros ya para este proyecto de investigación nos reunimos periódicamente con ella, así como con cada uno de los artistas. Ello nos permitió estrechar lazos fuertes de amistad y entrar de lleno en sus historias. El grado de afinidad que llegas a tener con el artista, el grado de compenetración, el punto de comprender sus ideas, nos ha permitido poder plantear, curatorialmente hablando, mucho mejor las cosas. Sin dejar de lado la distancia crítica que exige luego todo proyecto interpretativo.

--Con respecto a conceptos como la memoria y olvido, algunos consideraron a E. P. S. Huayco como los fundadores del no-objetualismo, sin embargo esto no exacto. ¿Por qué crees que hay tanto olvido y confusión con respecto a esta parte de la historia del arte que vienes investigando?

--En realidad es una pregunta que tiene muchas respuestas. Por un lado tienes la memoria individual del sujeto, por otro lado tienes la historiografía en sí misma.

Como te decía el desinterés de la historia del arte por este tema no me parece gratuito y por el contrario exige ser pensado. Creo que el solo hecho de entrar al tema del no-objetualismo ya plantea un impasse o una incomodidad, ya que éste al intentar horadar la condición material estricta de su soporte deja únicamente vestigios o rastros que puede ser fotos o endebles documentos, y en el mejor de los casos algunos fragmentos de obra. De por sí el accionismo, el happening y las ambientaciones, al ser radicalmente efímeras apuestan en su propio sentido por el instante, por la vivencia, por el acto, renunciando deliberadamente a todo intento de trascendencia. Muchos de estos artistas decían entonces que no querían reforzar la mitificación del artista, y apuntaban al aquí-y-ahora, a vincular el arte con la realidad.

Creo entonces que, como investigador, enfrentarte a un momento de la historia que ha querido poner en jaque su propia idea de ‘existencia’ y negar o reducir al máximo su materialidad, plantea un desafío muy grande y que tal vez ha desanimado a muchos a profundizar en el tema. O tal vez sea simplemente que no les parezca importante, significativo o pertinente, que son por cierto cuestionamientos o reproches que he oído cuando he señalado la importancia de este tipo de experiencias.

Existe otro elemento interesante de tomar en cuenta y bien lo señaló Emilio Tarazona en una reciente entrevista en El Comercio, y es que ninguna de estas obras pertenecen a colecciones privadas ni a museos, lo cual te hacer pensar inmediatamente en el mercado del arte. Es decir, si acaso el llamado ‘mercado’ visibiliza u oscurece ciertos momentos. Te pongo de nuevo el ejemplo: ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en el arte de los setentas? Gerardo Chávez, Tilsa Tsuchiya, Venancio Shinki, Elda di Malio, etc., que –al margen de lo que yo piense sobre su obra artística- han tenido cierto impacto que atraviesa también lo económico. Es decir, de ninguna manera te pones a pensar en Hastings repartiendo papeles que incentivan a expresar su amor abiertamente en el Parque Neptuno (Todo el amor, 1970), en Mariotti intentando articular un Festival de Arte Total en el Parque de la Reserva, o en un grupo de jóvenes artistas que salen a las calles a pintarrajear con graffitis las fachadas de la galerías donde ponían “arte = $”. Y es que todas esas experiencias últimas renuncian, desbordan y critican el casi religioso espacio expositivo e institucional, haciendo además imposible su absorción en el mercado.

Es cierto también que muchas de estas experiencias no tuvieron, luego de Juan Acha, a una persona que se encargara de preservar ese recuerdo e interés. Es por eso que recién ahora se está volviendo a visitar seriamente propuestas de los años ochenta como las del grupo Chaclacayo con una investigación de Tarazona, o como el estudio minucioso sobre E.P.S. Huayco que Gustavo Buntinx ha realizado.

Ahora ya pensando en las memorias personales yo diría que existen vínculos y puentes entre las décadas del 60 y del 80. Francisco Mariotti es uno de esos elementos bisagra: él llega a Lima a finales de los sesentas y forma parte de la efervescencia vanguardista del momento. Mariotti venía de exponer en la IV Documenta de Kassel (1968), realiza luego una gran pieza lumínica en la Bienal de Sao Paulo (1969) y que expone también en la Feria Internacional del Pacífico. Luego es cuando organiza el Festival Contacta 71, cuyo afiche-manifiesto hemos puesto en la exhibición ya que señala una transformación distinta pero también orientada a la desmaterialización del arte: una manifestación colectiva que intenta escapar de ser un mero elemento de “prestigio social” o como pura marca de “expresión individual”. Lo interesante es notar que para realizar el Contacta 72 Mariotti se vincula con Luis Arias Vera, quien fuera en los años sesenta una de las cabezas del grupo Arte Nuevo. Todo eso es antes que Mariotti fuera parte de E.P.S. Huayco en 1980. Ello ha sido también señalado previamente por Buntinx.

Pero no pensaría únicamente en Mariotti, existen otros indicios sobre los cuales seguimos investigando y que nos exigen mirar con mayor atención aquellos años 70’s. Emilio Tarazona y yo estamos convencidos que existen un hilo, tal vez muy sutil, que nos debería conducir a repensar las relaciones entre el experimentalismo de los años sesenta y los ochenta. Como si existiese una suerte de ‘puente cancelado’, para usar una frase que Ana Longoni ensaya en uno de sus textos sobre la escena del experimentalismo chileno, y sus conexiones invisibles entre dos momentos también así de diferenciados: los sesentas y la ‘escena de avanzada’.

--En el ensayo que haces junto con Emilio Tarazona, mencionas una serie de hitos que marcaron el arte conceptual de la época: por ejemplo los grupos Arte Nuevo, Señal o la exposición ‘Mimuy’. Ellos justamente plantean un arte crítico, a diferencia de Marta Traba que argumenta que el arte latinoamericano se deja llevar por lo que ocurre en Estados Unidos.

--En realidad esa pugna frente al discurso de Marta Traba es muy significativa. Ella atraviesa también el Perú y observa ciertas experiencias locales que cuestiona duramente en 1968. Escribe incluso sobre Juan Acha y el grupo Arte Nuevo en su libro Dos décadas vulnerables de la plástica latinoamericana 1950-1970 (1973), en un tono bastante crítico, interpretando de forma sesgada sus acciones como parte de una oleada que intentaba adoptar irreflexivamente las pautas del arte norteamericano. Ella argumentaba que se trataba de una suerte de imperialismo estético que avanzaba en América Latina, mirándolo con sumo descrédito y consolidando por su parte lo que llamó el ‘arte de la resistencia’, donde se encontraba Fernando de Szyszlo entre otros artistas latinoamericanos. Como nota aparte te diría incluso que me parece igual de importante ver las relaciones e influencias que el discurso de Traba estableció con la perspectiva de Lauer frente al experimentalismo de ese momento, lo cual se hace bastante evidente en algunas reflexiones de su libro Introducción a la pintura peruana del S. XX. (1976)

Sin embargo, Juan Acha no compartía el escepticismo de Traba, y yo quisiera pensar que efectivamente se generó una tensión muy particular allí. Por ejemplo, Traba argumentaba en esos años que la vanguardia no podía ser pensada en países como los nuestros, en incipientes vías de desarrollo –“artistas sin contexto” incluso los llamaría-, Acha en cambio en su ensayo Despertar Revolucionario (1971) enfatiza todo lo contrario: que la ‘vanguardia’ en países subdesarrollados se hace más necesaria que nunca ya que ella debería contravenir los efectos más nocivos de la sociedad de consumo, los efectos de la banalización y del espectáculo, incidiendo en las estructuras mismas de la sociedad.

Yo creo que en ese texto de Acha hay una suerte de respuesta al entonces discurso de Traba.

--En el contexto de fines de los sesentas y comienzos de setentas ¿Qué tanta importancia tuvo la galería Cultura y Libertad?

--La galería Cultura y Libertad fue sumamente importante para consolidar tanto la presencia del grupo Arte Nuevo (1966-67), como muchas de las prácticas experimentales de la época, lo cual se hizo posible también por la cercanía que mantuvo este espacio con el crítico Juan Acha. Resulta significativo que inmediatamente luego de formado el grupo Arte Nuevo esta galería les de la oportunidad de exponer, uno a uno, una serie de individuales. Lo cual afianza su presencia y aumenta el interés de la escena local por esas nuevas formas (el pop, el op, el arte cinético, las ambientaciones, etc.) que seguían siendo observadas con descrédito por enfoque más conservadores y por los defensores del arte abstracto.

Incluso a comienzos de 1970 la galería Cultura y Libertad albergaría una serie de experiencias nuevas de artistas egresados de la Escuela de Bellas Artes, como por ejemplo Consuelo Rabanal que pinta una única línea continua de pintura fosforescente, la cual atraviesa toda la sala expositiva y desplazando la reflexión sobre lo pictórico a un ámbito espacial completamente diferente.

Pero yo pensaría también en el papel que jugaron otros espacios en aquel momento, estaba también la galería Solisol, la galería Quartier Latin, e incluso la sala de la Fundación para las Artes, la cual exige una revisión más atenta. Fundación para las Artes nació como una iniciativa independiente de un conjunto de artistas, una especie de plataforma alterna al Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) y que podríamos leer incluso como la necesidad de los propios artistas de verse finalmente representados. Todo eso es aún parte del gran vacío que significan esos años para la historia.


--¿Por que la investigación es de 1965 a 1975? ¿Qué hechos, motivos o personas clausuran este ciclo?

--La segmentación temporal o cronológica de 1965 a 1975 es una seña introductoria que nos permite ordenar provisionalmente estas propuestas, las cuales en verdad exceden la marca temporal que hemos propuesto.

Como antes te dije: quiero pensar que existe un hilo entre los sesenta, los setenta y los ochenta. Espero que esta exhibición logre abrir nuevas interrogantes sobre cómo el experimentalismo continuó desarrollándose durante aquellos momentos de aparente silencio.

Para darte otro ejemplo: Teresa Burga luego de Autorretrato presenta, en 1974, otra exposición de arte conceptual que se llamó Cuatro Mensajes en el ICPNA, del cual no hay un solo registro historiográfico en la historia del arte peruano. Es una obra fantasma, nunca mencionada. Burga sigue produciendo durante los años setentas, lo cual pasa inadvertido por la ausencia de plataformas que acojan propuestas tan particulares como las suyas. Ya en 1981 ella hace una obra conceptual muy significativa que se llama Perfil de la Mujer Peruana, la cual se produce de forma paralela a algunas de las experiencias de E.P.S. Huayco, pero que no ha tenido la misma repercusión y que es hoy aún prácticamente desconocida, pese a haber sido presentada en el I Coloquio de Arte No-Objetual y Arte Urbano en Medellín; haber generado un valioso debate en Lima sobre arte conceptual peruano entre Acha, Lauer y Carlos Rodríguez Saavedra; e incluso haber publicado un libro bajo ese mismo título que convierte aquella obra conceptual en un documento impreso de alto valor simbólico.

Las redes se han continuado tejiendo a través del tiempo, pero pienso que muchas de ellas no son todavía perceptibles, y requieren de un trabajo más prolongado de investigación y reflexión. Estos diez años aludidos son como lanzar una primera carta en un juego que, sabemos, tiene aún una baraja de cartas muy grande y que están esperando aún su turno para entrar en la mesa.


--Una pregunta final, pero en el ámbito personal. Eres un curador, crítico independiente muy joven ¿Qué otros proyectos podríamos esperar de ti?

--Hace poco tiempo terminamos de escribir, junto a valioso equipo de investigadores y críticos (Jorge Villacorta, Paulo Dam, Augusto del Valle, Sharon Lerner y Luis Alvarado), un libro enfocado en la producción del último cuarto de siglo titulado Post-ilusiones. Nueva visiones. Arte crítico en Lima (1980-2006), el cual revisa 25 años de arte reciente, entramando la reflexión artística con la música y la arquitectura de forma paralela. Es decir una lectura que parte de lo cultural para urdir relaciones de sentido más complejas entre diversas experiencias. Y ese libro, que esperamos presentar dentro de cinco semanas, me parece importante porque en la mirada particular que plantea –con la cual uno podría bien o no estar de acuerdo- presenta también algunas experiencias visuales que poco habían circulado en nuestras escasísimas publicaciones sobre arte contemporáneo. Mis preferidas son siempre las más radicales y críticas como Gloria Evaporada (1995) de Eduardo Villanes, Perfil de la mujer peruana (1981) de Teresa Burga, una acción como Lima en un árbol (1981), o experiencias callejeras de arquitectura efímera como las de Los Bestias/Bestiarios (1984-7) o los murales del proyecto Arte-Vida (1988-89) de Herbert Rodríguez en la Universidad de San Marcos enfrentando la violencia subversiva de los grupos alzados en armas. Yo quisiera en verdad que eso genere nuevas interrogantes de cómo aproximarte a la práctica artística, sobre todo en un momento como éste donde lo cómodo, lo confortable y lo habituado parecen ser las coordenadas comunes en muchos jóvenes y no tan jóvenes artistas.

Esa yo diría que es mi preocupación principal la ausencia de referentes de arte crítico en mucha gente de mi generación. Lo cual viene de la mano con una ausencia de perspectiva histórica en la producción reciente, y no sólo estoy pensando en la producción artística sino también curatorial e incluso crítica. Es fundamental apostar por la recuperación de fuentes, registros e ideas que descubran modos más beligerantes de comprender la experiencia creativa.

A nivel de investigación pues lo que me interesa es seguir indagando en este primer experimentalismo peruano, seguir revisando documentos y acopiando testimonios. Es un proceso muy largo y al cual quisiera dedicarle aún varios años, explorando también de forma paralela los primeros indicios del arte conceptual en América Latina. Ese es otro de los temas que más entusiasmo y pasión me despierta, y sobre el cual ya he podido establecer ciertos contactos con investigaciones similares en diferentes contextos, lo cual me resulta muy gratificante.

Lo que me parece importante dentro de todo es la posibilidad de recuperar el ejercicio reflexivo como eje de la práctica artística. Y quiero pensar que es así como oriento mi trabajo: desde el ejercicio artístico mismo -porque ante todo yo soy un artista visual, fotógrafo de formación- pero también en labores de gestión, escritura o curaduría. O desde el Espacio La Culpable desde donde intentamos, junto a otros artistas visuales, plantear modos más horizontales y flexibles de relación alrededor del arte, cuestionando especialmente esta idea del espectador como un sujeto habitualmente pasivo.

Para mí la práctica artística es eso: una actividad crítica. Una puesta en movimiento de ideas y significados, y no de meras formas. Y es que si no se tiene una postura crítica frente a lo que se produce, esta producción no representa para mí interés alguno.

Lima, Perú. 26 de marzo del 2007.

Fotos:

Foto 1. Miguel López. Autorretrato en Medellín (Colombia).

Foto 2. Sala 1. Exposición en el Centro Cultural de España, foto Miguel López.

Foto 3. Teresa Burga. Autorretrato. Instalación, Marzo-Abril, 2007. Centro Cultural de España: foto Miguel López.

Foto 4. Afiche Contacta 71.

Foto 5. Emilio Hernández Saavedra. Galería de Arte. Instalación. Junio, 1970. Foto: Mario Acha.

Foto 6. Gloria Gómez-Sánchez. [La muerte de la Pintura]. 1965. Galería Solisol.

Libros y artículos referidos por Miguel López a lo largo de la entrevista:

Acha, Juan. «Risveglio Rivoluzionario» D’ars 55. año. XII. Milán: junio, 1971. pp. 22-39.

Alvarado, Luis (et al.). Post-ilusiones. Nuevas visiones. Arte crítico en Lima (1980-2006). Lima, Fundación Wiese, 2007.

Buntinx, Gustavo (ed.). E.P.S. Huayco. Documentos. Lima: Centro Cultural de España, IFEA, MALI, 2005.

Buntinx, Gustavo. Utopía y Ruinas. Jesús Ruiz Durand: Fragmentos de una retrospectiva (1966-1987). Catálogo de mano. Lima, Museo de Arte de San Marcos, 2005.

______________. «El retorno de las luciérnagas. Deseo aurático y voluntad chamánica en las tecnoesculturas de Francisco Mariotti» Márgenes 17, año. XIV. Lima, SUR, 2000. pp. [55]-93.

______________. «Modernidades cosmopolita y andina en la vanguardia peruana» En: Enrique Oteiza (coord.) Cultura y política en los años ’60. Buenos Aires: Instituto de Investigaciones ‘Gino Germani’, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, 1997. pp. 267-286.

Castrillón, Alfonso. «Reflexiones sobre el arte conceptual en el Perú y sus proyecciones» Re-vista, num. 7. vol. 2. Medellín, 1981. Reeditado en: Letras 88/89, año 48. Lima, 1985. pp. 21-29; y también en otras publicaciones.

______________. La generación del 68. Entre la agonía y la fiesta de la modernidad (catálogo de exhibición). Lima, ICPNA y Banco Sudamericano, 2003.

Contacta. Afiche-manifiesto. Lima, 1971

Lauer, Mirko. Introducción a la pintura peruana del S. XX. Lima: Mosca Azul, 1976.

Longoni, Ana. «Puentes cancelados: Lectura acerca de los inicios de la experimentación visual en Chile» En: Nelly Richard y Alberto Moreiras (eds.) Pensar en/la postdictadura. Lima: Editorial Cuarto Propio, 2001. pp. 223-238.

López, Miguel. Breves apuntes locales sobre una fotografía desmaterializada (Ms.) Conversatorio ‘Sobre Fotografía: Una autonomía esquiva’, Museo de Arte de Lima. Lima, octubre, 2006.

López, Miguel y Emilio Tarazona. La persistencia de lo efímero. orígenes del no-objetualismo peruano: ambientaciones / happenings / arte conceptual (1965-1975). Catálogo de mano y afiche. Lima, Centro Cultural de España, 2007.

___________________________. «Arte Nuevo y la Vanguardia. 40 años de una revuelta en las artes visuales» El Comercio, supl. El Dominical. Lima, 12 de nov., 2006. p. 10.

Planas, Enrique. «Lo irrepetible en vitrina» (Entrevista a Emilio Tarazona). El Comercio. Lima, 15 de marzo, 2007. p. c4.

Tarazona, Emilio. «El Grupo Chaclacayo. Marcas de la violencia por debajo de la piel» En: La generación del ochenta. Los años de la violencia (catálogo de exhibición, curaduría de Alfonso Castrillón). Lima, ICPNA y Banco Sudamericano, 2004. pp. 174-179.

_____________. Accionismo en el Perú (1965-2000). Rastros y fuentes para una primera cronología. Lima, ICPNA, 2006.

Traba, Marta. Dos décadas vulnerables en las artes plásticas latinoamericanas 1950-1970. México: Siglo XXI, 1973.

__________. «El arte de la resistencia» Eco 181. Bogotá: nov. 1975.

Wuffarden, Luis Eduardo. «Nostalgias de Utopía: Tilsa Tsuchiya y el retorno a la figuración en el Perú de los setenta» En: Jorge Villacorta y Luis Eduardo Wuffarden (eds.) Tilsa. Lima: Fundación Telefónica y Museo de Arte de Lima, 2000.