17.10.08

NO MÚSICO, NO PINTOR, NO CINEASTA; SIMPLEMENTE ARTISTA. Algo sobre Renzo Ortega.

Renzo Ortega es un artista visual limeño que radica en Nueva York, otrora miembro de Vacuna Tu Hijo. Actualmente forma parte del proyecto R-Tronika y dirige el espacio alternativo Local Project en Long Island City, NY.

Llegado el año 2000 a U.S.A., gracias a la beca Art Student’s League, este artista mantiene su dinamismo y espíritu crítico que lo caracterizaron aún desde sus épocas de estudiante en la hoy acéfala Escuela Nacional de “Bellas Artes”.

A continuación un artículo de Sandra Pompa aparecido en la revista Indie Rocks México y una entrevista en el videoblog La Habitación de Henry Spencer.


No músico, no pintor, no cineasta; simplemente artista
Texto: Sandra Pompa • Fotografías: Cortesía del artista

En Nueva York, un peruano en busca de una nueva voz plasma por medio del arte no sólo sentimientos, sino denuncias de una época de homogeneización que, centrada en un capitalismo brutal, olvida el valor de la diferencia y del arte.

Ser hombre es una tarea difícil. Nos encontramos en medio de un mar de ideas, pensamientos, emociones y situaciones que a veces parecieran carcomer el alma. Aunado a eso, una serie de estereotipos determinan nuestro ser, imponiendo una raza (americano, europeo, asiático), un status (rico, pobre, clase media), una personalidad (fresa, punk, etc.); día a día enfrentamos la vida y nos vamos definiendo conforme a los están­dares que nos acomodan mejor.


El hombre latinoamericano es un ser híbrido, de diferentes historias, culturas y de razas abismalmente distintas; esto nos permite valorar y ver la vida desde otra perspec­tiva. Somos un pueblo conquistado, donde la fusión cultural con los europeos es lo que nos ha dado una visión que podría llamarse “cosmopolita”. Somos un mundo donde existe la pobreza en el patio de enfrente, donde se combinan culturas y lenguas, sin embargo no nos regimos por los estándares indígenas o europeos y vivimos en un mundo moderno y civilizado, lleno de contradicciones.

Las grandes urbes ya no son tan distintas entre sí, puesto que existe otro tipo de aculturación: una globa-lización de la cultura. Como bien dijo Moreno Durán, “en nuestro caso, lo universal no es otra cosa que aquello que hay en nosotros mismos y que nos hace comunes a los otros hombres”.
Los pensamientos y las emo­ciones nos permiten definirnos y expresarnos de diversas maneras. Ser artista implica una responsabili­dad social importante, pues ellos son el medio visual de aquello que nos rodea. Es grato saber que algu­nos artistas se definen por el arte y no por el capital adquirido de su oficio, aunque, como todos saben, también hay que comer.

Renzo Ortega es un peruano nacido en 1974, que creció en medio de una hibridación de razas y estratos económicos; además tuvo que lidiar con los conflictos de la Guerra Civil. Estudioso de las artes, Renzo parte en el año 2000 a Nueva York, donde consiguió continuar con sus estudios gracias a una beca por parte de la Art Student’s League, logrando integrarse rápidamente en la comunidad artística.

Ortega se expresa en trazos de color, de protesta, de bondad y de alma virgen, entre colores dialécticos de paz-guerra, amor-odio; sus diferentes medios de expresión son la música, el video y la escritura, por eso se define no como músico ni escritor, sino como artista. Al hablar de un cambio de perspectiva en el mundo, él refiere: “Yo creo que un mundo mejor es posible y hay mucha gente involucrada para que ese cambio sea real, pero más que un cambio es una evolución. Con R-tronika, el men­saje siempre ha sido llevado a ese sentido; con la pintura es un poco más diferente, ya que está involu­crada con sentimientos y es algo más introspectivo; la música es más directa, llega más”.

Cada persona tiene un modo de adaptación al entorno que le rodea; así es como Renzo define su vida neoyorquina y cómo se relaciona con su anterior vida peruana: “Yo vengo de la urbe, de una Lima gris de as­falto, donde crecí con el punk y con toda la onda migratoria de la gran ciudad después de los años de la Guerra Civil en Perú. Esa migración generó una nueva cultura, mezcla de la urbe y el ande, ésa es la cultura real de la ciudad de la que vengo.

Aquí en Nueva York es increíble saber que uno puede contar y en­contrar de todo. No podemos hablar de contrastes porque, cuando todos viven en el mismo espacio, la mezcla genera cosas nuevas, es muy rico el analizar y verlo de cerca, enriquece mucho mi arte y lo hace más univer­sal. Ya no puedo decir que mi obra es ‘arte peruano’ o que pertenece a la cultura peruana, en este contexto se hace universal porque estoy rodeado de gente de todo el mundo y es para todo el mundo”.

Hoy en día el arte se rige por medios capitalistas, sin embargo es grato saber que esa pregunta no agrada a nuestro artista. ¿Qué siente cuando le preguntan si vendió una obra? “Eso de ‘¿vendiste o no vendiste?’, a pesar de que el sustento implique un modo de vida digno, es una pregunta muy incómo­da que hacen a los artistas. Algunas veces uno está muy contento de haber expuesto y compartido su arte con la gente, y en eso viene alguien y te hace esa pregunta; para mí es incómodo, lo principal es el arte. Las dos veces que he expuesto en NY, en las bienales del Museo de Queens y la del Museo del Barrio, me han preguntado eso. ¿Qué pasa? La gente no se da cuenta que es un show en un museo y que es para la gente. Si vendí o no, no importa, lo que importa es que la obra está ahí para que la gente la disfrute. Las ventas se generan a otro nivel, pero me molesta mucho que hay artistas cuya prioridad es la venta y no el arte en sí mismo o el público”.

Para finalizar, le pregunté a Renzo qué implica para él la bohe­mia, a lo que contestó: “Demasiado. Aquí en NY no la he sentido como la sentí en Lima, no sé si realmente exista ya. Es lamentable que muchos artistas ya casi no hablen de arte, sino sólo de mercado, ventas y cosas así. La bohemia es muy importante en la formación artística, es lo que hace a uno decidirse por esta forma de vida”.

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