Una de las exposiciones que están culminando es “LA OTRA CARA DE LA MEDALLA”, propuesta colectiva bajo la curaduría de Lalo Quiroz y que puede verse hasta hoy 13 de julio en el Centro Cultural de la Escuela de Nacional de Bellas Artes. A continuación algunas reflexiones sobre esta exposición.
REFLEXIONANDO SOBRE LA MEDALLA, Y SU(S) OTRO(S) LADO(S).
Por David Flores-Hora.
¿En que momento un objeto deja de cumplir su función de distinción y se convierte en un objeto de evocación y de cuestionamiento?. Esta podría ser una latente pregunta que podemos esbozar al observar la exposición “LA OTRA CARA DE LA MEDALLA” que se lleva acabo en el Centro Cultural de la Escuela Nacional de Bellas Artes, y que agrupa a 35 artistas galardonados con la máxima distinción que otorga esta escuela: La Medalla de Oro.
En los quince años que conceptualmente dura esta pesquisa (1991-2006), podemos encontrar esos desencuentros generacionales, donde no siempre los artistas más jóvenes son los más provocadores. Algo que si ocurre es que esta exposición, de forma global, es una encuesta a boca de urna, una acertada reflexión donde el mismo Lalo Quiroz (Medalla de Oro del 2003) participa en esta exposición teniendo como propuesta el montaje y la misma curaduría, es decir la coordinación y concepto que además son características de la mayoría de sus propuestas artísticas.
En esta exposición podemos destacar dos ejes principales: primero la temática, ese otro lado de la medalla, reflexión nada ligera. Los artistas aquí agrupados nos hacen ver propuestas de las más variadas, cada artista interviene su espacio y construye una mirada que tiene como punto neurálgico ese objeto, esa medalla, para muchos de deseo y para otros de indiferencia.
A modo de un tránsito en esta exposición percibimos propuestas desde las más biográficas, intimistas, y complacientes hasta las más coyunturales, críticas e intransigentes. No podríamos esperar menos, el hecho de agrupar a los que nominalmente o en el promedio fueron los mejores alumnos de un centro superior de formación artística es hacer, por defecto, una radiografía de la propia institución.
El otro eje a destacar es el montaje, que posibilitó que esta exposición colectiva no fuera en ningún momento una mera compilación arbitraria de artistas y obras. Aquí la museografía y montaje permitieron que cada artista se enfrente ante su propio espacio, su propio estante, su propia galería, su propia vitrina. Cada artista contó con un “stand” de 2mt2, de esta forma esta muestra nos recuerda una feria donde podemos ver exhibido a cada galardonando (su obra y registro).
El montaje también permitió una especie de circuito, el visitante puede comenzar su recorrido desde la ubicación de los artistas más antiguos (medalla de oro 1991) y terminar en los más recientes (medalla de oro 2006), y viceversa. El visitante mientras avanza este circuito, avanza en el tiempo, (o regresa, de acuerdo al sentido tomado). Este excelente diseño museográfico hace posible un recorrido y un vínculo que queda en el albedrío de cada visitante.
Vale la pena decir que en esta muestra exponen 35 artitas, pero solo encontramos 34 de estos espacios y esto es debido a que el “stand” del curador evade el espacio físico y fluye en el terreno de lo conceptual, al organizar, diseñar y curar una exposición donde la mirada de cada participante, así como su presente, no necesariamente son tan rutilantes como la medalla que alguna vez ganaron.
Lima, Julio del 2007
2 comentarios:
pucha!!! me la perdí, no vale, acabo de llegar de viaje :(
chesss...., ni modo, espero al menos poder ver las fotos.
Miguel que pena que no pudiste verla, la propuesta y los resultados fueron muy interesantes
Igual están las fotos, yo te puedo jugar algunas,… pero mejores son las fotos que Lalo tomó.
Saludos.
david
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