3.9.07

MICROMUSEO, INICIO DEL RECORRIDO. LLEVA LLEVA!!!

Uno de los proyectos con mayor incidencia en las escena plástica peruana es Micromuseo (“al fondo hay sitio”), este proyecto que apuesta por “una musealidad promiscua, una musealidad mestiza” acaba de lanzar su sitio web.


www.micromuseo.org.pe

Un león rugiente, como los que hay en los tapabarros de camiones, con un rosetón, como el de Sarita Colonia, dan la bienvenida a este espacio.

A modo de un paradero inicial este museo rodante acaba de iniciar virtualmente su recorrido. Las opciones en ruta son variadas, secciones como: “Videos en cabina”, muestran el registro en video de algunas de las acciones y proyectos más vibrantes del arte último peruano.

“Conexiones” es otra sección donde aparece una serie de link hacia distintas web de artitas, proyectos, publicaciones, espacios y plataformas, Micromuseo pone en escena casi 100 vínculos (entre estos nos incluyen), que se convierten en “Rutas alternas en línea”.

En las “Lecturas a bordo”, se pude ver el análisis que hacen una serie de investigadores latinoamericanos sobre el tema “Museotopías / vacío museal”, el cual viene a ser el primer tema en discusión.

El Micromuseo se complementa con un “Manifiesto de viaje”, un “Taller de Mecánica”, y últimos proyectos como “Campaña Escolar”, y “Lo impuro y lo contaminado” entre otra secciones de esta primera entrega.

Este proyecto alternativo postula una ”construcción de ciudadanía y cultura crítica”, para lo cual la constante búsqueda, inclusión y reelaboración es la hoja de ruta.

A continuación copio la invitación oficial a subirse a este Micromuseo que me manda su chofer: Gustavo Buntinx.

SALTO DE TIGRE

MICROMUSEO ABRE SITIO WEB

Y FORJA NUEVAS ALIANZAS

www.micromuseo.org.pe

Textos, imágenes, videos, exposiciones, manifiestos, conexiones, bitácoras…

Y un flamante Taller de Mecánica, articulado al Museo Travesti y al Espacio La Culpable.

El emblema no podría ser más incitante: un rugiente león de guardafangos quiebra sus cadenas al irrumpir desde el marco y las rosas de la estampa clásica de Sarita Colonia. Es la imagen salvaje y sincrética escogida para el portal de la flamante página web de Micromuseo (“al fondo hay sitio”), ese itinerante vehículo cultural que a partir de la década de 1980 viene postulando para el Perú una musealidad promiscua, una musealidad mestiza, destinada a no reprimir sino productivizar las diferencias múltiples que nos constituyen como comunidad en ciernes.

Estrategias friccionarias que alcanzan ahora una nueva culminación con la creación de un comité asesor, concebido también como un Taller de Mecánica en el que confluyen los aportes de varias de las personas vinculadas a otras experiencias alternativas en la escena artística limeña, como las del Museo Travesti (Giuseppe Campuzano) y el Espacio La Culpable (Luz María Bedoya, Raimond Chaves, Philippe Gruenberg, Miguel López, Gilda Mantilla y Eliana Otta). Esos nombres y los de Daniel Contreras y Sophía Durand se suman a los de Gustavo Buntinx y Susana Torres (Chofer y “Palanca” de Micromuseo, respectivamente), en tanto se vislumbran nuevas incorporaciones con miras a la diversificación creciente de un proyecto que se reafirma como una propuesta inclusiva en compromiso creciente con las exigencias críticas del empoderamiento de lo local.

Así lo materializa su sitio web caracterizado por una política de accesibilidad total a materiales generosamente completos. En efecto, esta página de Micromuseo se concibe como un espacio en sí mismo antes que como una mera referencia institucional. En sus compartimentos virtuales encontramos, por ejemplo, no el listado de su colección de video-arte sino los propios videos que vienen siendo progresivamente colgados para la inmediata y total revisión de cualquier interesado: son ya más de veinte los registros disponibles, desde piezas marcantes del nuevo fulgor tecnológico en la producción local (Luz María Bedoya, Patricia Bueno, Diego Lama) hasta obras ya históricas como los resúmenes realizados en 1981 de la experiencia del taller E.P.S. Huayco y de la intervención urbana Lima en un árbol. Pasando por las inquietudes de artífices como Angie Bonino, Christians Luna, Elena Tejada, Moico Yaker, el grupo Los Aguaitones, el taller Íntegro. Y las especulaciones insurgentes sobre la (post)modernidad popular planteadas por Christian Bendayán y César Ramos. Además de Mi Cholo, la precisa reedición realizada por Philippe Gruenberg en 2004 del olvidado filme con Hugo Sotil que en 1972 llevó a la quiebra a Bernardo Batievsky.

Otra amplia sección es la denominada “Lecturas a bordo”, donde se despliegan textos enteros organizados a modo de un expediente o dossier sobre temas específicos. En esta entrega inicial la discusión se organiza en torno al eje “museotopías / vacío museal”, dos categorías pioneramente articuladas desde hace varios años por Micromuseo. Además de las referencias y enlaces a iniciativas artísticas pertinentes (el museo en el basurero de Francisco Mariotti; el Museo de Arte borrado de Emilio Hernández; el Museo Hawai de Fernando Bryce; el Li-Mac de Sandra Gamarra; el Museo Salinas de Vicente Razo), la selección ofrece intervenciones de teóricos continentales como Ana Longoni, Ticio Escobar, Jaime Iregui, Cuauhtémoc Medina, Gerardo Mosquera o Marcelo Pacheco. Y testimonios sobre propuestas renovadoras culminantes tanto en logros (el Museo del Barro en Asunción) como en frustraciones (el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo en Guayaquil).

Hay, por supuesto, mucho más, incluyendo una valiosa selección de casi cien conexiones (links) o “rutas alternas en línea”, que nos llevan a museos y antimuseos diversos, además de bitácoras (blogs), sitios de reflexión teorética y praxis creativa. En lo referido a la propia experiencia de Micromuseo, el sitio web difunde tanto un “manifiesto de viaje” como documentación extensa de sus “últimos paraderos”: las exposiciones simultáneamente realizadas entre marzo y junio de 2007 en el distrito popular limeño de San Martín de Porres –Campaña escolar, de Susana Torres– y en el Encuentro entre Dos Mares: la Bienal de Sao Paulo–Valencia, adonde Micromuseo fue especialmente invitado a presentar su experiencia y proyecto. Para el último caso se reproduce la totalidad de Lo impuro y lo contaminado, el libro de casi setenta páginas que acompañó a la muestra, significativamente ampliado en esta versión electrónica que incluye textos nuevos y nuevas imágenes y hasta videos.

Aunque contundente, el conjunto se anuncia como apenas la primera etapa de un proyecto de más largo aliento y en permanente reelaboración. Un espacio por siempre abierto y dispuesto para la construcción de ciudadanía y cultura crítica. En esa perspectiva, el lanzamiento simultáneo de la página web y el Taller de Mecánica de Micromuseo guardan estricta coherencia con el icono rutilante de su portal. Un salto de tigre. En sus varios sentidos.

Vea y difunda.

www.micromuseo.org.pe

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