EN
Por: Élida Román
"La piel de un río:
En el conjunto resultante pueden distinguirse, claramente, tres orientaciones o guías en las obras presentes. La primera, los que viven con intensidad esa realidad, tratando de transmitir un mundo mágico y exuberante, donde la naturaleza parece estallar y crecer constantemente, y a la vez, se vuelve espacio común de hombre, fauna y flora en una comunión naturalmente resuelta y en un condicionamiento a usos y conductas estridentes, sensuales y desbordadas, cuando se manifiesta en los espacios urbanos. En este grupo encontramos la obra del mismo Bendayán, de Gino Ceccarelli, o la espontaneidad de Lewis Sakiray, la vivencia tan bien expuesta de Miguel Saavedra, y el mundo peculiar y asombroso de Rember Yahuarcani. La segunda opción es la de quienes, tomando contacto con este ambiente, por momentos alucinante y agobiante, pero siempre fascinante, han trasladado a un mundo simbólico esas mismas vivencias y, con instrumentos visuales de su propio mundo, han buscado la representación precisa, intensa de aquel. Aquí podemos mencionar a Armando Williams, utilizando líneas encintadas y rítmicas, volubles y continuas, individualizadas en color, o Harry Chávez con una obra que mezcla el erotismo con la ternura y donde los materiales utilizados se integran con la imagen en una conjunción afortunada, o la recreación de diseños tan precisa y lograda de Charo Noriega, y por fin, aun en su hiperrealismo perfecto, el simbolismo metafórico en las pinturas de Diana Riesco, para concluir con el trabajo estupendo de José Bedia, cubano y continental.
Y por último todos los que trataron de acercarse a un tema propuesto pero centraron la preocupación en los modos y estilos, antes que en el sentido, quizás atrapados por esa urgencia de innovar antes que expresar. En tal caso están las instalaciones propuestas en el pasillo de acceso a la sala de exposición, donde las vacilaciones y esfuerzos son notorios y el resultado, negativo. Cuando encontramos este tipo de problemas, la pregunta sobre el origen de la falla aparece de inmediato. La instalación no puede ser una acumulación o agrupación de objetos varios, dispuestos con voluntad de presencia impactante, sin lograr integrarlas a un sentido. Cuando es así, el resultado puede ser una divagación abstrusa, un gesto privado y casi íntimo, pero no llega a ser la imagen total que perturbe, inquiete y obligue al diálogo.
De todos modos, es una exposición que debe verse y, por supuesto, comentarse.
En la misma Casona también debe visitarse una breve y didáctica exposición en homenaje al aniversario del Museo de Arqueología y Antropología, sito en el mismo complejo, museo que siempre destaca por sus exposiciones de cuidada investigación e impecable ejecución.
1 comentario:
cual es la casona II.
deberian indicar la direccion o alguna rferencia..
Publicar un comentario