3.4.11

Escuela de mArte 02 | Mar. 2011

Segundo número de Escuela de mArte con el tema central “Residencias Artísticas en América Latina”. Se trata de espacios artísticos de intercambio y trabajo experimental. Escuela de mArte, editado en la ciudad de Lima, es una plataforma de artículos, portafolios, entrevistas, debates y conversaciones punzo cortantes, en alta fidelidad y con extremada crudeza.

Participan en esta edición: Aníbal Buede (AR), Marília Palmeira (BR), Enrique Mayorga (PE), Paulina Varas (CL), Ana Rodríguez (EC), Melina Berkenwald (AR), Sally Mizrachi (CO), Giuseppe De Bernardi (PE), Jorge Sepúlveda (CL), Ilze Petroni (AR), Maria Fé Nevares (PE), Galería Metropolitana (CL) y Alfonso Castrillón (PE).

Escuela de mArte es un proyecto de los artistas Felipe del Águila, Carlos Eduardo Risco y los investigadores Sonia Pérez Unzueta y David Flores-Hora.
Escuela de mArte 02 | Lima, 2011

18.2.10

LA PELÍCULA DE LA ABEJA MAYA EN LA PRESENTACIÓN DE LA MALLA CURRICULAR

Es de conocimiento público la calamitosa situación por la que atraviesa la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP). Una crisis que refleja la situación en la que se encuentran las escuelas superiores de arte en el Perú.

El artista visual, y egresado de esta escuela, Lalo Quiroz hace un agudo y pertinente análisis de lo que fue la reciente presentación de la malla curricular de este centro de estudios. Evento que lejos de ser el precedente de lo que podría ser el inicio del cambio en esta institución dejó dudas y malestares entre los asistentes, en su mayoría alumnos y egresados.

A continuación copiamos el imprescindible texto que ha hecho circular Quiroz.

LA PELÍCULA DE LA ABEJA MAYA EN LA PRESENTACIÓN DE LA MALLA CURRICULAR DE LA ESCUELA DE BELLAS ARTES

El viernes último se expusieron, en el auditorio de la sede principal de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú (ENSABAP), los diferentes lineamientos y aspectos técnico-teóricos que fundamentan la nueva malla curricular. La Comisión encargada de elaborar dicha malla y de la exposición estuvo integrada por Herbert Rodríguez Huachín, Guillermo Cortés Carcelén, Miguel García Núñez, Amelia Pacheco Vásquez y Liliana Melchor Galván.

A pesar de que la convocatoria hacía referencia a la presentación oficial de la malla curricular de la ENSABAP, ésta nunca se dio como tal, ya que no pasó de ser una exposición bastante optimista orientada solamente a resaltar los objetivos de la malla, el marco situacional, y los aspectos técnicos y pedagógicos de su proceso de formulación; así como su importancia en la adecuación al rango universitario. Si bien es cierto era necesario conocer estos aspectos para entender mejor el enfoque de la propuesta, la presentación sólo se encaminó en ese sentido, omitiendo el tema principal de la convocatoria y que tenía que ver con el contenido de la malla curricular, su proyección y su eficacia. Durante la exposición nunca se trató el plan de estudios, ni siquiera se mencionaron los nombres de los cursos, ni mucho menos se detallaron las sumillas de algunos de ellos. Estoy seguro de que muchos nos quedamos con las ganas de escuchar, sin tantos aspavientos, en qué consistía esa malla curricular y cómo es que iba a funcionar para lograr los importantes e innovadores cambios en los cuales la Mesa estuvo incidiendo durante todo el tiempo.

En algún momento, se insinuó que la única manera de evaluar los resultados de una malla curricular era al final del periodo de su aplicación, es decir, después de cinco años para este caso. Posiblemente esta deducción sea muy lógica y hasta cierto punto real, pero teniendo en cuenta que no se trata del estudio de mercadeo de cualquier producto, sino de la educación de muchos alumnos y alumnas, y del tiempo invertido que ésta les supone; entonces deberían enfocarse todos los esfuerzos con mayor seriedad para reducir al máximo los márgenes de error del objetivo. Esto precisamente para no tener que jugar a los dados con las aspiraciones de muchos y muchas jóvenes, que ven a esta institución pública con mucha expectativa y en algunos casos como su única opción. Siendo así, si se quiere lograr disminuir cualquier margen de error al mínimo, no solamente se necesita contar con un equipo altamente especializado - aun suponiendo que el equipo actual lo sea - sino sobre todo se requiere de la participación de la mayor cantidad de personas implicadas y conocedoras de la realidad de la ENSABAP. Sin embargo, sin desmerecer la trayectoria y experiencia en materia de arte, educación y cultura que puedan tener los integrantes de la Comisión, no deja de llamar la atención la presencia mayoritaria en la misma de egresados de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP); y no porque esto revele alguna absurda rivalidad entre ambas instituciones, sino porque precisamente para este caso hubiera sido fundamental contar con un mayor porcentaje de personas profesionales allegadas a la ENSABAP.

Una configuración como la que se ha descrito, no solamente tenderá a tener un enfoque sesgado sino que además no será capaz de generar alternativas de solución más diversas y acertadas. Casualmente, Miguel García mientras explicaba algunos de los aspectos de interés considerados para la actual malla, no pudo evitar mencionar la incidencia que habían tenido en la nueva malla curricular de la ENSABAP los resultados de un sondeo realizado en el 2005 entre alumnos y alumnas de la Facultad de Arte de la PUCP. Al margen de que dicha experiencia pueda resultar o no enriquecedora para este caso, creo que resulta poco serio pretender, a priori, que la misma deba servir de igual modo para el caso de la ENSABAP; y lo que es peor aún, aplicarla sin tomar en cuenta sus propias particularidades. Creo que es importante darse cuenta que cada institución obedece a realidades completamente distintas y con características diferenciales muy claras, por lo que cualquier proyecto o propuesta dirigida a mejorar los servicios educativos y administrativos de la ENSABAP, deberá tener como base un estudio concienzudo de la realidad de la misma y de sus propias singularidades. Cualquier otro camino sólo va a contribuir, como se ha mencionado antes, a ampliar más los márgenes de error en los resultados.

Lastimosamente, la supuesta presentación de la malla curricular de la ENSABAP, no terminó de convencer a muchos, ni siquiera a una parte de los alumnos y alumnas que acudieron interesados por escuchar verdaderos cambios y sobre todo para intentar ser oídos. Sin embargo, ni siquiera esto último estuvo contemplado en dicha presentación, sino todo lo contrario, estuvo claramente diseñada para coartar las opiniones, limitándolas en el mejor de los casos a simples preguntas anotadas en pequeños papeles que, por cierto, ni siquiera fueron leídas en su totalidad. Esto evidentemente, terminó motivando que algunos hicieran uso de la palabra “sin permiso”, saltándose la barrera impuesta por la Comisión y enfrentándose a la postura poco dialogante de la Mesa y a la actitud controladora de su presentadora oficial, Teresa Arias, actual encargada del Centro Cultural de Bellas Artes. Dentro de este marco resultaba bastante contradictorio y hasta cómico, escuchar por ejemplo, en gran parte de todo el discurso de Herbert Rodríguez, sus alegatos en favor del respeto a la diversidad de opinión, al diálogo y a la igualdad de derechos y oportunidades. Del mismo modo, resultaba anecdótica la aclaración inicial de Guillermo Cortés respecto a la apertura que había tenido la Comisión para recibir opiniones de todas las personas implicadas con la institución, frente al reclamo y cuestionamiento público de un alumno, muy valorable por cierto, respecto al poco interés de la Comisión para escuchar al alumnado e incluirlos en el desarrollo de la propuesta.

A pesar los esfuerzos de la Mesa por transmitir, en todo momento, que existió una postura dialogante y de apertura durante el proceso de formulación de la malla curricular, al final fue imposible ocultar el verdadero carácter autoritario y vertical de la Comisión y de la actual dirección de la Escuela. Sin lugar a dudas nunca hubo la intención, por parte de la Comisión, de confrontar abiertamente la propuesta de la malla curricular, es más, nunca hubo siquiera las ganas de escuchar la opinión de los demás, ni antes ni después de la conclusión de la malla curricular de la ENSABAP. Estoy seguro que muchos de los verdaderos interesados en la mejora de la institución como son los alumnos y las alumnas, los profesores y las profesoras, y los egresados y las egresadas, nunca fuimos convocados para participar en la confección de dicha malla. Finalmente, el viernes último, sólo nos tocó participar de un acto que entre otros propósitos tenía como fin dejar el registro fílmico y fotográfico de una pantomima más de la actual gestión; y en donde sólo pudimos ver la malla curricular sobre un écran y sobre unas copias impresas que Herbert Rodríguez mostró a varios metros de distancia, mientras afirmaba con total convicción que aquello representaba un hito histórico para la ENSABAP. A mi parecer, esto representa una suerte de triunfalismo anticipado por parte de la Comisión, quien además, en todo momento pretendió hacernos creer ciegamente en las ventajas y beneficios de una malla desconocida para todos, sin precisar cómo se alcanzarían tales logros. Una Comisión que, en la voz de Guillermo Cortés intentaba convencernos de que la demora y el gran esfuerzo depositado en esa propuesta nos incluía a todos, que cualquier error en la misma podía ser perfectible y que no criticáramos sino que construyéramos a partir de lo propuesto - impuesto diría yo - olvidando, tal vez, que el mismo Herbert Rodríguez había anunciado en un inicio de su exposición que la Asociación Nacional de Rectores (ANR) había aprobado definitivamente la malla curricular, de paso que hacía hincapié en que la misma ya había pasado por todos los ajustes necesarios. Tal vez hubiera sido mejor optar por el perfil bajo de Miguel García y Amalia Pacheco, quienes decidieron centrarse en sus temas y no hablar más de la cuenta, inclusive hasta Liliana Melchor, única representante en la Mesa como egresada de la ENSABAP prefirió abstenerse y no remitirse a sus experiencias pasadas con las mallas anteriores de la institución.

Si bien es cierto hay que reconocer que la famosa malla curricular, la cual se encuentra en la página web de la ENSABAP, plantea algunos cursos novedosos dirigidos a la formación de un artista supuestamente crítico e interdisciplinario, solamente se ha limitado a algunos cambios de asignaturas, con la inclusión de nuevas y la eliminación de otras, lo cual no es necesariamente una señal de un gran cambio, simplemente establece un nuevo orden de prioridades. Sería un tanto extenso hacer un análisis de dicha malla curricular en este momento y tampoco es la razón de ser de este texto; sin embargo, me atrevería a afirmar que no ha habido ningún cambio estructural, sino sólo conceptual en la construcción de la misma.

Al parecer todavía estamos lejos de una propuesta realmente transformadora, desde lo conceptual hasta lo estructural, y por ende lejos de una Escuela verdaderamente innovadora que oriente la enseñanza de sus alumnos y alumnas en función a una malla curricular flexible que permita al alumno y a la alumna elegir de acuerdo a sus propios requerimientos entre distintas opciones y combinaciones. Seguimos lejos de una Escuela que acoja con mayor amplitud las diversas disciplinas artísticas, integrándolas y desarrollándolas de manera independiente y permitiendo que éstas se entremezclen con las disciplinas artísticas tradicionales; una Escuela que se nutra e incluya a las distintas manifestaciones artísticas plásticas de todas las regiones del país y que rompa definitivamente con el paradigma occidental. Estamos lejos de una Escuela que no solamente oriente al artista hacia el lado comercial como único modelo de desarrollo sino que también forme alumnos y alumnas con un pensamiento analítico, crítico y gestor de cambios importantes dentro de su sociedad. Esperemos que no sea necesario esperar que pasen cinco años para darnos cuenta si en realidad sólo se cambiaron papas por camotes.


Lalo Quiroz
Especialidad de Pintura
2003 – ENSABAP

Lima, 14 de febrero de 2010

16.2.10

RECICLAJES CONCEPTUALES / ENTREVISTA A FRANCESCO MARIOTTI

Ayer, domingo 14 de febrero del 2009, el diario El Comercio publicó una entrevista al artista suizo-peruano Francesco Mariotti.

Mariotti, quien fue invitado al Perú por el Centro de Documentación de Arte Peruano Contemporáneo (CDAPC), ofreció el pasado miércoles 10 la conferencia “Reciclajes Biotecnológicos” en el Centro Cultural de España. Un encuentro de suma importancia y que puso en evidencia la figura de este artista en la historia del arte contemporáneo tanto en América Latina como en Europa.

“Reciclajes Biotecnológicos” fue una revisión antológica del trabajo de Mariotti, desde encargos para la Documenta de Kassel de 1968, hasta su actual proyecto Tomatl, pasando por experiencias como E.P.S. Huayco.

Se trata de una coordenada común, un hilo conductor: la forma como el reciclaje es mucho más que físico o biológico, es sobretodo conceptual e ideológico. Mariotti es un creador inclasificable que a lo largo de las décadas se ha reinventado constantemente y se ha convertido en unos de los artistas visuales más apreciados del Perú.
A continuación copiamos integramente la entrevista efectuada por Alberto Revoredo.

ENTREVISTA. FRANCESCO MARIOTTI

Metáforas de un artista híbrido

PRINCIPAL REFERENTE DE LA HISTORIA DEL ARTE ELECTRÓNICO DEL PERÚ EN LOS AÑOS SETENTA, EL TRABAJO DE MARIOTTI EN LA ACTUALIDAD ESTÁ MUY LEJOS DE UNA SIMPLE PROPUESTA ESTÉTICA

Por: Alberto Revoredo
Domingo 14 de Febrero del 2010

Es ante todo un futurista. Un visionario cuya actividad creativa no se limita al clásico concepto de artista. Sus visiones y análisis encierran un amplio conocimiento de las nuevas tecnologías, una perspicaz y particular filosofía de la forma de hacer arte y un profundo respeto por la naturaleza. Francesco Mariotti, el talentoso creador peruano suizo, fundador del desaparecido colectivo E.P.S. Huayco, y uno de los primeros artistas electrónicos del Perú, estuvo en el Centro Cultural de España para hablar, entre otras cosas, sobre uno de sus últimos proyectos: “Tomatl. El retorno del inmigrante”.

En tu más reciente trabajo, “Tomatl. El retorno del inmigrante”, recurres nuevamente al reciclaje como recurso. ¿Qué reflexiones puedes hacer al respecto?
Primero que el reciclaje, en el arte, no es simplemente un problema de la basura. Reutilizar desechos de la sociedad es un aspecto; pero el “objet trouvé”, el “ready-made”, que a inicios del siglo pasado presenta Marcel Duchamp, es una dimensión totalmente diferente del reciclaje de algo ya existente. En el arte, el material que utilizas, bien o mal, toma un significado incluso desde el momento en que decides qué material escoger. No recoges en función de la utilización práctica que le vas a dar, sino de un concepto. Reciclaje aquí no es solo el hecho de utilizar el desecho. Cambiando de utilización y entrando en el mundo del arte, el material adquiere un valor totalmente diferente. El otro punto tiene que ver con un reciclaje de conceptos, de conocimientos, de informaciones, que también en el arte juegan un concepto importante. En algunos trabajos yo utilizo imágenes de computer games, películas, sonidos existentes e incluso documentos que bajo de la web, que son parte de la obra. Un documento, igual que el material, si lo sacas de su contexto y lo pones en otro, adquiere un significado totalmente diferente. Para el proyecto “Tomatl”, bajé de la web un formulario para inmigrantes en Europa que se acogen a un programa para irse voluntariamente. Si el documento lo amplías, enmarcas y lo pones en una pared sin mayor comentario, se vuelve una superficie visual sujeta a cientos de posibles metáforas. Yo aquí he hecho el juego con el tomate que se fue de América hace más de 500 años, y que cambia su identidad en una nueva cultura, se vuelve ketchup. Cuando el tomate regresa ya no es el mismo. Cuando el inmigrante regresa es foráneo en su propia cultura, que no es algo nuevo, las migraciones son un fenómeno muy antiguo. Lo que es nuevo es la migración de informaciones.

Y esos tomates tienen como hábitat del pensamiento el jardín híbrido que propones…
Exactamente, ese es justo mi tema, lo híbrido. Estas situaciones donde se juntan cosas nuevas que no estaban pensadas y generan nuevas constelaciones, nuevas formas de energía, que en algunos casos son fascinantes y extremadamente creativas y en otras son aberrantes. Lo mismo sucede en esta red de informaciones e imágenes que ahora está circulando a una velocidad fabulosa en la web y crea también una especie de información híbrida. Pasa que algo que para ti significa una cosa, en otra cultura significa otra, porque le han dado otra lectura. Hay todo este fenómeno de traducción de un concepto, imagen, palabra o sonido, que la gente percibe e interpreta a su manera. Es como la historia de la Torre de Babel, porque se van generando lenguajes nuevos y es muy difícil de entenderse. Ciertos grupos sociales no pueden entender a otros. A veces uno piensa que en la política o los mercados financieros hay cosas que no son posibles. ¿Cómo es posible que esta gente que maneja las sociedades no nos entienda? Creo que no entienden porque hablan y están programados con lenguajes diferentes. Dicen que una vez a la reina de Inglaterra le dijeron que no había pan para el pueblo, y ella dijo: “Bueno, que coman torta”.

¿Esos malos entendidos tienen que ver con la manera casi aleatoria en que encontramos la información, que de alguna forma hace referencia a un viejo trabajo tuyo, “Papagayo 2”?
Sí, pero creo que son más problemas de tipo antropológico, sociológico, que han existido siempre, pero que posiblemente ahora, en esta situación, se hacen más evidentes y cada vez son menos difíciles de entender. Vuelvo aquí a un concepto inicial, del año 68, mío y de Klaus Geldmacher, cuando nosotros anunciábamos ya que el arte, como se estaba presentando, estaba superado. Que esa forma de producir arte no tenía absolutamente ningún sentido, y que el arte debía surgir o debía ser una especie de visualización de estudios justamente antropológicos, sociológicos y de este tipo, y no simple decoración; pero claro, la sociedad no nos hizo mucho caso en ese sentido porque ese concepto, en ese momento, no era tan interesante para el mercado del arte.
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Es que ello implicaría redefinir una estética y replantearse el concepto de lo bello…
Claro, y de los valores también, porque el arte de fines del siglo XX e inicios del siglo XXI se caracteriza y está determinado sobre todo por el mercado del arte, y no tanto por el concepto de la obra. Por eso creo que en algún momento, de hecho ya existe, van a haber dos lecturas del arte visual, una en base al mercado del arte, los productos, el “pop art”, las ferias de arte; y la otra, la de un arte más integrado a un proceso de investigación, del artista como individuo, o el de una visión colectiva. Por eso creo también que uno de los éxitos del trabajo de Huayco en esa época fue que como grupo, como colectivo, generamos una estética y un trabajo que individualmente ninguno de nosotros hubiera podido hacer. Para las otras ciencias eso no es ningún problema, para mandar un cohete a la luna o incluso para hacer una película se necesita todo un equipo de gente, es más que todo en el arte visual donde se le ha dado mucha importancia al aspecto individual.

Ningún tipo de pensamiento es posible sin un lenguaje, que en este caso acarrea una serie de complicaciones y malos entendidos…
Sí, es un lenguaje que incluso a los mismos operadores de arte o curadores se les vuelve complicado. Posiblemente es más fácil interpretar a un individuo, que interpretar a todo un movimiento. Con este trabajo (“Tomatl”) representé al Perú en Cuenca el año pasado, y toda la documentación que mandé por correo, fotocopias en físico que el público hubiera podido consultar sobre la inmigración, la retuvieron en aduanas. Decían que eso tenía que pagar un arancel por concepto de documentos, y no entendían que eso era parte de la obra de arte. Ni siquiera la gente de la Bienal, el director o el que tenía la curaduría fueron capaces de explicar a la gente de aduanas que eso era parte de la obra. Pero sí te dejan entrar una pintura enrollada porque eso sí corresponde a la idea de arte.
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Se cumple eso de que cuanto más hablamos, menos comprendemos y cuanto más caminamos, menos avanzamos…
Sí claro. Hay un físico cuántico muy conocido, Basarab Nicolescu, que decía que el conocimiento es como un globo que se infla. El conocimiento es el aire contenido en el globo, y el exterior es lo desconocido. Y así cuando analizo lo del reciclaje me doy cuenta de que no tiene dónde terminar.

¿Tecnología y naturaleza no son antagónicos?
Eso también es una especie de constancia en mi trabajo. A mí la tecnología siempre me ha atraído mucho y la he integrado en mi trabajo. Llega un momento en el que piensas que la tecnología esta contra la naturaleza, que hay una contradicción entre lo natural y lo artificial. Y me ha costado, pero siempre he tratado de tematizar eso, de observar hasta qué punto la naturaleza y la tecnología pueden convivir. Pero al mismo tiempo pienso que, y esto me lo dijo un antropólogo boliviano, la tecnología es parte del instinto humano.

La tecnología entonces, como muchos se apresuran en afirmar ahora, no será la debacle del ser humano…
El punto es que yo creo que no nos salvamos de ese instinto tecnológico. La cuestión, como en todo lo otro, es un asunto de cultura, de conciencia, y allí justamente está la función del arte. Tú me has ayudado ahora a llegar a este punto, porque esa es justamente la diferencia con el arte decorativo e incluso con el arte que te matiza cosas; pero el arte como instrumento de progreso para el desarrollo de la sociedad y la ciencia, eso es algo donde yo creo que estoy tratando de poner énfasis. Ahora, como cualquier cosa, la ecología puede volverse un modismo, puede ser simplemente un entretenimiento para el fin de semana, y eso tampoco es. De hecho se ha transformado en un negocio. Lograr una convivencia entre ciencia, tecnología y equilibrio con el medio ambiente, como perspectiva para una sociedad futura, siempre ha sido una visión fabulosa.

22.12.09

TRIENAL DE CHILE / Cap. 3 ¿A quién benefició la Trienal de Chile?

Como “La decepción de la temporada” fue calificada la Trienal de Chile en el periódico “La Tercera”, mientras que en la revista Qué pasa” el artista y docente chileno Carlos Navarrete define así este evento:

Al terminar el año y recordar la primera versión de la Trienal de Chile, me invade la tristeza por el modo en que se desperdició una buena oportunidad de acercar el arte contemporáneo a personas que habitualmente no están en contacto con él. La muestra fue una serie de exposiciones aisladas que nunca lograron una coherencia desde el punto de vista curatorial o simplemente expositivo. Si hay un elemento que ha hecho de este formato un sello distintivo, es el marco educacional, pero eso brilló por su ausencia en esta muestra, lo que sumado a una serie de trabajos mediocres y otros ya vistos no constituye aporte alguno."

De lejos las exposiciones: “Lo Impuro y lo Contaminado 3. Pulsiones (Neo)Barrocas en las Rutas de Micromuseo” del Perú y “Una mirada múltiple, el Museo del Barro” de Paraguay fueron los únicos proyectos relevantes en una [primera] Trienal de Chile que en un obsesivo afán de internacionalización descuidó totalmente el impacto local y la propuesta pedagógica.

La Trienal parece haber sido diseñada para la inauguración, para la foto de sociales con la presidenta y la ministra de cultura. El único punto de información sobre este encuentro en todo Santiago lo pudimos encontrar en el aeropuerto internacional Arturo Merino Benítez, dejando en claro el tipo de público objetivo buscado.

Sin embargo, ¿A quién benefició la Trienal de Chile?. Esta es la pregunta que hace la periodista Carolina Lara B. en un artículo aparecido en el diario “El Mercurio del 7 de diciembre pasado. Texto que copiamos íntegramente.
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¿A quién beneficia la Trienal de Chile?
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Ayer culminó el evento Bicentenario de artes visuales, que, bajo la curatoría del ministro de Cultura paraguayo, Ticio Escobar, hizo visible internacionalmente a la escena chilena.

Carolina Lara B.

El 10 de octubre, a días de inaugurarse la Trienal de Chile, se realizó en Lota una de las reuniones más significativas de este gran evento de artes visuales. Invisible a los medios de comunicación, tenía a Ticio Escobar revelando a unos pocos asistentes que su participación como curador general no pretendía colaborar con una imagen país.
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Sin protocolos, explicó además cómo este esfuerzo llegaba a un público generalmente desinformado sobre arte contemporáneo, con exhibiciones y acciones que respondían a necesidades sectorizadas. Dos problemáticas esenciales quedaban allí de manifiesto: cómo sirve un acontecimiento así al país y cómo sirve a sus ciudadanos. Lo que pareciera ser un mismo fin para cualquier bienal o trienal, se vio escindido aquí por un programa nacional que tuvo aciertos e impacto en el circuito artístico, pero que careció de un proyecto educativo paralelo.
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Fue un privilegio para Chile contar en la Trienal con un equipo de curadores clave en las lecturas de arte latinoamericano actual, desde Ticio Escobar hasta Gabriel Peluffo (Uruguay), Roberto Amigo (Argentina), Aracy Amaral (Brasil), Fernando Castro (España), Gustavo Buntinx (Perú) y Osvaldo Salerno (Paraguay), sumando desde acá a Nelly Richard y Justo Pastor Mellado, quien finalmente se marginó.
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Con una curatoría inicial centrada en Santiago (a cargo de la portorriqueña Mari Carmen Ramírez) que fracasó, la Trienal fue replanteada en 2008 como un proyecto país que también sufrió la crisis financiera global. Al bajo presupuesto -que llegó principalmente del Estado frente a la baja de la empresa privada- se sumaron la dimisión de importantes artistas (Eugenio Dittborn y Carlos Leppe), y la crítica a la burocratización y a la "política" de las improvisaciones. El dedo apuntó a la directora ejecutiva, María José Fontecilla, y a la ministra de Cultura, Paulina Urrutia.
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Fue como si la Trienal llegara a desnudar la situación del arte chileno, las carencias de la institucionalidad y de las políticas culturales. El llamado de Escobar a "explorar los límites del arte" desde un territorio frontera, con un diagrama descentralizado que incluyó a países vecinos, develaba nuestros propios límites.
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En Iquique, Antofagasta, Concepción, Temuco y Valdivia se realizaron trabajos de artistas extranjeros en residencia, intervenciones en el espacio público, exposiciones patrimoniales, ciclos de video, seminarios y parte del Coloquio Internacional, en apoyo a escenas de arte contemporáneo emergentes pese a la falta de escuelas de arte universitarias (en el norte), de museos especializados, de galerías y publicaciones.
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En Santiago, las exhibiciones apuntaron a revisar los inicios decimonónicos de un arte nacional ("Territorios de Estado") y los archivos de nuestra ultra-teorizada neovanguardia ("El espacio insumiso"), así como a calibrar temas y autorías de la escena chilena actual ("El terremoto de Chile"). Los envíos del Museo del Barro de Paraguay y de Micromuseo de Perú nos abrieron a experiencias museales que cruzan tanto lo contemporáneo como lo indígena, lo popular, lo precolombino y colonial. Un sesgo poético y político-social tuvo además "Aiwin. La imagen de la sombra" (en Santiago, Temuco y Traiguén), donde fotógrafos mapuches aficionados retrataron su cotidianidad. Mientras que en Valparaíso, un circuito de exhibiciones e intervenciones esbozó una lectura del arte latinoamericano desde documentos de grupos de resistencia y vanguardia.
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Sin artistas ni exposiciones dignas de espectáculo internacional, el sello de los curadores generó un discurso de arte contemporáneo en el contexto de mercado, de crisis de las bienales y de precariedad local, quebrando hegemonías y recuperando tanto un trabajo de archivo como la experiencia estética.
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Más de cien mil visitas en dos meses es considerado aquí un éxito. La Bienal de Mercosur (realizada en forma paralela en Porto Alegre, Brasil, con un curador chileno, Camilo Yáñez, y una argentina, Victoria Noorthoorn) tuvo 306 mil en sólo 39 días. Fue más que una cifra: la llegada del público estuvo sostenida por un proyecto pedagógico central.
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Claro que esta primera Trienal removió al medio artístico local y dio visibilidad internacional a un país más consciente de que el arte es un capital de encuentro y desarrollo. Sin embargo, ¿no terminó más bien siendo un "monumento artístico" para promover la vanidad estatal? ¿A quién sirvió realmente todo este esfuerzo?
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LO QUE FALTA
Parte de la muestra del Museo del Barro sigue en Espacio Arte Abierto (Banco Itaú) hasta el 8 de enero, día en que partirá en Lota el Encuentro de Escuelas de Arte.

11.12.09

MESTIZO Y COSMOPOLITA, POLITIZADO Y GLOBAL SIN PERDER CIERTAS SEÑAS DE IDENTIDAD / EL ARTE EN LATINOAMÉRICA

En el suplemento Babelia, del diario madrileño El País, apareció el 28 de noviembre pasado un importante artículo de la periodista peruana Fietta Jarque. Este texto hace un balance del arte latinoamericano y su proyección global.

"La única región artística del mundo que tiene sustancialidad como tal es América Latina", es lo que comenta en este ensayo el curador mexicano Cuauhtémoc Medina, quien junto con el colombiano Fernando Pradilla, la argentina Ana Longoni y el peruano Gustavo Buntinx hacen un fugaz análisis de las artes visuales en Latinoamérica. Una región donde el mestizaje, el carácter cosmopolita y el referente político son un denominador común.

Copiamos íntegramente el artículo en mención.

REPORTAJE: ESPECIAL BICENTENARIO Arte
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UN ARTE IMPURO

Mestizo y cosmopolita, politizado y global sin perder ciertas señas de identidad, el arte latinoamericano llega a la madurez

FIETTA JARQUE 28/11/2009

La mescolanza del mundo global diluye las identidades. En el arte contemporáneo es fácil comprobarlo al recorrer cualquier feria que reúna artistas de distintos países. A simple vista es casi imposible determinar su origen. Pero existe un fenómeno llamativo. El arte de América Latina mantiene su distinción. Resulta sintomático, por ejemplo, que la Tate Modern creara en 2000 una comisión especial para adquisiciones de arte latinoamericano, o que las grandes casas de subastas internacionales dediquen ventas monográficas a los artistas contemporáneos de esa región. Hace poco más de un mes tuvo lugar la primera subasta anual de esta especialidad en Londres, en la firma Phillips de Pury, que vendió obras por un total de 1.846.600 dólares. Una suma no muy elevada, aunque ese es uno de los elementos atractivos para los coleccionistas actuales.

"Creo que ahora mismo la única región artística del mundo que tiene sustancialidad como tal es América Latina. Es el único territorio en donde los participantes del juego artístico comparten una serie de referencias y deberes comunes en términos históricos, sin que eso tenga que ver con el tema de la identidad sino con determinada dialéctica cultural", afirma Cuauhtémoc Medina, comisario mexicano que integró desde sus inicios el mencionado consejo de la Tate. La dialéctica cultural a la que se refiere está compuesta por una trama de instituciones museológicas, colecciones, mercados y departamentos de universidades que producen un fértil campo de estudio, así como un amplio circuito comercial y de representación. "En Europa no sucede lo mismo, no existe como región artística".

Algo parecido opina el galerista colombiano Fernando Pradilla. "Creo que ha llegado el momento del arte latinoamericano. Hasta hace poco, todo el espectro estaba en pañales, sólo en Buenos Aires y México tenían una escena fuerte. Pero últimamente los artistas están saliendo del mercado local. Hay una apertura de la región hacia el mundo, sobre todo porque ahí la crisis se ha sentido menos. Por otro lado, el arte latinoamericano ha llegado a un punto de madurez. Además, está más blindado contra la especulación porque sus precios son más razonables", afirma.

Pradilla tiene galería en Bogotá y en Madrid. La española lleva abierta ocho años y dedica un 80% de su programación al arte latinoamericano emergente. Una labor solitaria que busca recompensas a largo plazo. "España actúa como puente entre el arte latinoamericano y Europa", sostiene Pradilla. "Lo que distingue a estos artistas es que siguen teniendo cierto arraigo a su propia historia, un interés por las circunstancias políticas y sociales. Y donde más se nota es en campos como el vídeo y la fotografía. Los artistas españoles, por ejemplo, no reflejan su realidad".

Aunque, para la crítica de arte argentina Ana Longoni, es mejor no simplificar. "Atribuir un aditamento político o ideológico como condición inherente al arte latinoamericano presenta varios flancos débiles. Sobre todo asume la alusión política en el arte como resultado de las urgencias de situaciones de conmoción o crisis que solemos atravesar en América Latina como si Europa estuviera exenta de esas (u otras) perturbaciones y sólo pudiese producirse allí -en contraste- un arte puro".

De todas formas, hay que admitir que si hay una chispa que haya encendido una y otra vez el motor del arte latinoamericano es la política. "El arte, para mi generación, era un buen instrumento de subversión", dice el artista uruguayo Luis Camnitzer (1937) en su reciente ensayo sobre el arte conceptual en dicho continente, Didáctica de la liberación (Cendeac, 2009). A través de su experiencia, se ha decidido a reescribir un capítulo del arte latinoamericano aportando una óptica que lo distingue de lo sucedido dentro de ese movimiento en el resto del mundo. Como él, otros señalan hoy la necesidad de revisar y revalorar los aportes de artistas y movimientos considerados hasta ahora sólo a la sombra de lo acontecido en las poderosas capitales del arte.

Longoni forma parte de una plataforma de teóricos y artistas llamada Red Conceptualismos del Sur, para la investigación, rescate y puesta en red de archivos documentales con el objetivo de dar a conocer las experiencias que eclosionaron desde los años sesenta en América Latina, en las que se conjugaban de manera radical las dimensiones poética y política. "Entiendo el sentido de mi trabajo de investigación en torno a la articulación entre arte y política en Argentina y América Latina sólo en tanto parte inescindible de una serie de esfuerzos colectivos por revisar (y en muchos casos directamente exhumar) episodios y dimensiones que han quedado silenciados o banalizados no sólo dentro de los relatos canónicos de la historia del arte sino también en los de la historia política. En ese sentido, veo la necesidad imperiosa de una relectura -y la consiguiente reescritura a muchas voces- de la historia del arte", dice Longoni.

Otro factor que ha dinamizado la escena del arte latinoamericano han sido las bienales. La escasez de museos de arte contemporáneo en esos países hace que las bienales contribuyan a centrar la atención del público en un conjunto de exposiciones reunidas. Aparte de la de São Paulo (la más antigua del continente), hay intentos de diversificar los formatos adaptándolos a ideas más cercanas a las necesidades y características del arte de la región, como hace la de Porto Alegre y, en estos momentos, la Trienal de Chile. El comisario de exposiciones peruano Gustavo Buntinx participa en esta última con una exposición sobre su proyecto de un museo ambulante titulado Micromuseo. En él se propone un encuentro específico, local, entre el arte pequeñoburgués-ilustrado y el popular-emergente. "La Trienal de Chile expone planteamientos sobre los límites del arte como los sostenidos en Asunción por el Museo del Barro, por Ticio Escobar (crítico de arte y actual ministro de Cultura de Paraguay), quien es precisamente el curador general de esta trienal. Con ellas coincide en muchos puntos Micromuseo, en Lima, que reivindica una musealidad promiscua donde las obras llamadas artísticas coexisten con productos masivos u objetos reciclados, además de notables ejemplos de la múltiple creatividad popular. Una especie de museo mestizo donde las palabras artista y artesano se irán reemplazando por la de artífice con el fin de significar la crisis de esas y otras distinciones en una sociedad hecha de lo impuro y lo contaminado".

Quizá sea esa impureza el ingrediente que da su particular sabor a las expresiones artísticas de un continente tan lleno de contrastes como de coincidencias. Mezclado, atomizado, pero con fuertes lazos históricos. Desigual, contradictorio y a la vez misteriosamente homogéneo. El arte en América Latina se está poniendo de pie. Y tiene mucho que contar.
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Imágen: Proyecto A Imagen y Semejanza (AI&S). Alfredo Márquez y Ángel Valdez. Caja Negra. Acrílico y serigrafía sobre tela. 2001

10.12.09

UN AÑO AMAZÓNICO | CHRISTIAN BENDAYÁN

Acaba un año más para el hombre de la ciudad, largo y corto tiempo a la vez para una vida. El 2009 nos deja la esperanza de que algunas cosas cambiaron en el país, pero también nos deja el recuerdo de un dolor que marcó a la Amazonía toda: el enfrentamiento en Bagua y las muertes que trajo consigo. Un hecho que generó sufrimiento e indignación, pero que también significó un cambio para el hombre y las comunidades amazónicas que alzaron su voz y transformaron la historia, poniendo un alto a la indiferencia y la arrogancia de los poderosos. En el resto del Perú, manifestaciones de solidaridad se levantaron, a pesar del manejo mediático por parte de un gobierno que desconocía su responsabilidad y un presidente que, con lamentables calificativos, aumentaba la discriminación que sufren los hombres y mujeres de la selva.

Como un reflejo de estos eventos políticos, la acción por parte de intelectuales y artistas de distintas disciplinas, fue determinante para generar un mayor conocimiento sobre la selva y sus pobladores. Fueron iniciativas particulares, sin que nada tuvieran que ver las autoridades y gobernantes de turno. Pero esta identificación con los ideales de los pobladores amazónicos y de amor por la selva, esta suma de voces y acciones, hacen que podamos llamar orgullosamente a este año que se va como un año amazónico.

Si enumeramos las manifestaciones artísticas de temática amazónica que se produjeron en el 2009, difícilmente acabaríamos. La selva mostró su calor y color en pinturas, fotografías, películas, obras de teatro, cine, video, cuentos, murales, ropa, comida, libros, música, etc. Grandes iniciativas se convirtieron en grandes proyectos, exposiciones multidisciplinarias, festivales multitudinarios, intervenciones artísticas en las calles, mesas de discusión, publicaciones de todo formato. El arte indígena rompió la barrera de los espacios protegidos, exhibiéndose en galerías comerciales y subastas de arte, dejando atrás la idea de que el arte indígena solo podía ser visto como materia antropológica. Artistas populares de Iquitos, artistas boras, huitotos, shipibos, y de otras naciones amazónicas, exhibieron sus obras en galerías, museos y centros culturales en el Perú y el extranjero. Muchísima gente participó de este movimiento; artistas y gestores culturales de distintas procedencias, son ahora tan amazónicos, y a través de su aporte, la selva encuentra nuevas posibilidades de expresión y expansión.

De pronto, casi al cierre del año, otro evento entristece el panorama con una amarga noticia; partió para otros mundos el pintor qué más ha influido en la producción amazónica: Pablo Amaringo, hombre nacido en el corazón del pueblo y que compartió con su gente y sus alumnos, hasta el final, todo lo que poseía. Nos deja un invaluable legado; una amplia y compleja obra que es un compendio de sabiduría sobre las infinitas realidades de la Amazonía; Amaringo es el punto de partida para un arte que reúne tradición y modernidad en la selva; él es a la pintura, lo que Juaneco y su Combo, a la música. Eternos, únicos,…después de tantos años seguimos vacilando con ayahuasca, como dice mi compadre Ashuco: ¡Wilindoro vive, no se ha muerto mi abuelo!

En el 2009 el Amazonas se desbordó como nunca antes, sus aguas dulces trajeron sabiduría, arte, música, al corazón de los peruanos; ahora sabemos que todos somos amazónicos. Que en los años venideros, suene otra vez el manguaré y que su voz ruja infinitamente en nuestra conciencia.

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Christian Bendayán
07 / 12 / 2009

Foto: ¡Wilindoro vive, no se ha muerto mi abuelo! / José “Ashuco” Araujo / Aullidos en la Noche / Instalación-mural / “PODER VERDE. Visiones Psicotrópicales” – Centro Cultural de España en Buenos Aires. 2009 I

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BIOS - Trabajador@s del Arte - Christian Bendayan
Centro de Documentación de Arte Peruano Contemporáneo (CDAPC)
© 2009. Lima-Perú. Centro Cultural de España en Lima

8.12.09

LA RESPUESTA DE NATALIA MAJLUF A LOS COMENTARIOS DEL "MAESTRO"

En el marco de las declaraciones del artista Fernando de Szyszlo, que las comentamos en esta plataforma, a continuación reproducimos una entrevista a Natalia Majluf, directora del MALI, quien responde a los cuestionamientos del pintor.
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Esta entrevista, a cargo de Carlo Trivelli, fue publicada el 06 de diciembre del 2009 en el diario limeño El Comercio.

DEBATE. Arte e ideas
"No podemos dejar de reflexionar"

LA DIRECTORA DEL MUSEO DE ARTE DE LIMA RESPONDE A LAS CRÍTICAS DE FERNANDO DE SZYSZLO. EN EL FONDO, LA DISCUSIÓN PARECE GIRAR EN TORNO AL VALOR DEL ARTE CONTEMPORÁNEO

Por: Carlo Trivelli

Fernando de Szyszlo criticó recientemente la labor del Museo de Arte de Lima (MALI), primero en la revista de la Biblioteca Nacional y luego en declaraciones a “Perú.21”. El reconocido pintor no está de acuerdo con que el MALI se ocupe del arte contemporáneo, labor que lo hace parecer, según dijo, una galería de arte y que debería dejar, más bien, al Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Al respecto conversamos con Natalia Majluf, directora del MALI.

¿Qué opina de estas críticas a la labor del MALI?
No es la primera vez que Fernando de Szyszlo cuestiona el trabajo que el Museo de Arte de Lima viene haciendo en el campo contemporáneo. A mí me cuesta entender esa obstinación tan tajante en contra de que el MALI tenga un papel en el fomento del arte contemporáneo y, menos aun, que proponga que esa tarea se deje a una institución que aún no logra constituirse. Quiero dejar en claro que espero que esa institución, el Museo de Arte Contemporáneo, se llegue a constituir, porque en una ciudad de 8 millones de habitantes hacen falta más espacios para la difusión cultural. Pero si el MAC estuviera activo hoy, el MALI seguiría trabajando en el campo contemporáneo. No entiendo por qué una institución debe tener el monopolio de un ámbito de la creación cultural. Si el MALI no hubiera trabajado en el campo contemporáneo en las últimas dos décadas, ¿quién lo habría hecho? Hay cierto tipo de trabajo que no pueden hacer las galerías o los institutos.

Como crear una colección.
Efectivamente. Esa es la función esencial de un museo. Y un museo como este, que pretende ser representativo de toda la historia del arte del Perú, no puede simplemente borrarse de un plumazo toda la segunda mitad del siglo XX. El arte de las décadas del 60, 70, 80, 90 no puede desaparecer del mapa. Y lo que estamos haciendo es construyendo un acervo público para el país.

Otra de las críticas es que pareciera que, por ocuparse del arte contemporáneo, el MALI no atiende el arte de otros períodos.
Eso me sorprende muchísimo porque Fernando de Szyszlo, como integrante del Patronato de las Artes, recibe regularmente información sobre el museo: los planes de trabajo, los presupuestos y, por lo tanto, sabe todo lo que el MALI hace. Él sabe que se ha hecho un esfuerzo muy grande hace poco para adquirir un importante cuadro de Sabogal [su retrato de Camilo Blas] y que, además, hemos podido incorporar a la colección todo el archivo de Camilo Blas, que es el conjunto más grande de dibujos de un artista peruano del siglo XX. Y él sabe también del ambicioso trabajo que se está haciendo con José Gil de Castro, que no tiene precedentes en el país ni —me atrevería a decir— en toda la región, entre otros proyectos.

Acerca de las instalaciones de Centro Abierto, promovidas por el MALI y otras instituciones, Szyszlo dijo que le parecieron algo muy lindo pero falto de seriedad. Y añadió: “Ser peruano significa decir algo que tenga sentido para nosotros, y no pensar como si estuviéramos en Nueva York o Madrid”.
El mismo Szyszlo fue quien dijo, con respecto a la Agrupación Espacio y con respecto a la publicación de la revista “Las Moradas” que 1947 fue el año en que los peruanos fuimos por primera vez contemporáneos de todos los hombres. ¿Tendríamos que dejar de serlo hoy día? Creo que no. Y lo que el museo no quiere y no va a hacer es replegarse a una posición provinciana y solo mirar hacia adentro. Creo que el gran dinamismo que ha cobrado el arte peruano en los últimos 5 o 10 años tiene que ver con la apertura que la escena peruana demostró a partir de las bienales de Lima y también a partir del trabajo del propio museo que, con enorme esfuerzo, ha traído muestras como las de Cornelia Parker, On Kawara, Joseph Albers, la gran muestra de Fluxus con el instituto Goethe… Todas ellas han ayudado a gestar en el Perú una nueva mirada sobre el arte. No llego a entender esa posición en una persona que, con toda justicia, reclama valorar lo que hizo el Instituto de Arte Contemporáneo durante las décadas del 50 y 60, que trajo a artistas que, de otro modo, no hubiéramos podido conocer.

Parece haber cierta intransigencia con respecto al arte contemporáneo, de parte de Szyszlo y de otras personalidades de su entorno. Son conocidos, por ejemplo, los ataques de Mario Vargas Llosa a buena parte del arte contemporáneo, como a la famosa muestra “Sensation”, a la que le dedicó una columna titulada “Caca de elefante”, y, más recientemente, al trabajo de Damien Hirst…
No parecen tomar en serio las prácticas artísticas contemporáneas. Y yo lo entiendo, porque el arte de la posguerra en adelante ha sido un espacio de cuestionamiento al modernismo y sus supuestos. Y hay una ruptura generacional que yo considero mucho mayor que la que significó el arte moderno en su momento. Para alguien formado en la tradición moderna, el arte contemporáneo resulta difícil y resulta hostil. Eso se puede entender. Lo que no podemos hacer es dejar de reflexionar sobre ese proceso. Eso es parte de lo que nos toca hacer como museo.
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PRÓXIMA GRAN EXPOSICIÓN
Antológica de Gordon Matta-Clark
Cuando se le pregunta por qué los grandes temas del arte, los universales y trascendentes, parecen ausentes en el arte contemporáneo, Majluf explica: “Es que están ausentes en la filosofía contemporánea. Eso es parte del gran cambio que ha significado lo que yo llamaría la revolución cultural de las últimas décadas. El modernismo quiso hablar del arte como un lenguaje abstracto y universal; los planteamientos posmodernos cuestionan ese discurso, proponen más bien fijarse en la diferencia, en las especificidades, para valorar y cuestionar los supuestos detrás de la utopía modernista”.

Es en esa línea de trabajo que se inserta la próxima exposición “Gordon Matta-Clark: deshacer el espacio”, un proyecto de alcance regional organizado por el MALI. Matta-Clark, hijo de los artistas Roberto Matta y Anne Clark, es una figura de singular importancia en el arte contemporáneo, aunque poco conocido en Latinoamérica. Por eso la muestra tiene carácter itinerante: está actualmente en Chile, viaja luego a Brasil y viene a Lima en el segundo trimestre del 2010 como parte de las actividades por la reapertura del MALI.
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30.11.09

LA OPINIÓN DEL "MAESTRO" DE SZYSZLO

"Museo de Arte de Lima es una galería", es lo que dice el artista Fernando de Szyszlo en una breve nota aparecida el día 29 de noviembre pasado en el diario limeño Perú21.

Estas declaraciones, recogidas por Carlos Chávarry Valiente, ponen en evidencia la postura totalmente burguesa, conservadora y propia de quien en 1975 fue el mayor crítico al otorgamiento del Premio Nacional de Cultural al artista ayacuchano Joaquín López Antay.

De Szyszlo, utiliza el respaldo de quienes lo consideran un “maestro” del arte peruano, para dejar en claro, siempre que puede, su punto de vista totalmente atemporal y redundante. Su visión del arte peruano termina en el arte moderno, con el Grupo Espacio y con sus coetáneos.

Es simple: un museo, en principio, es el depositario del arte de un país. Y el MALI debería ser un depositario del arte peruano. El patronato que se formó para su creación tenía esa idea: mostrar los dos mil años de nuestro arte”, afirmaciones con olor a naftalina y cuestionables totalmente. Un
museo actualmente es un punto de encuentro, un lugar que genera memoria, que construye vínculos con su entorno, que apoya en la educación escolar y universitaria, que genera creatividad y desarrollo, entre otras funciones que debe tener un museo en la actualidad.

En un contexto donde el
Museo de Arte Contemporáneo (MAC-Lima) sigue en construcción, y donde no existe un Museo de Arte Latinoamericano en el Perú, es muy saludable la apuesta del MALI por gestar una colección de arte contemporáneo y tener una mirada al arte latinoamericano. Una apuesta contemporánea, que en el sentido amplio de la palabra debería-tiene que incluir al arte tradicional.

En fin, se trata del enunciado de un artista que después de muchísimos años mantiene una postura políticamente incorrecta.

Foto: Retablo de Joaquín López Antay. Madera, pasta y tela encolada. c1960. Colección Museo de la Cultura peruana.

29.11.09

TRIENAL DE CHILE / Cap. 2 Entrevista a Gustavo Buntinx / MICROMUSEO ("al fondo hay sitio")

Como ya antes habíamos mencionado, el 5 de octubre pasado se inauguró en distintos espacios de Santiago la Trienal de Chile. Este evento, enmarcado en las celebraciones del Bicentenario de este país, viene contando con la presencia de la exposición: “Lo Impuro y lo Contaminado 3. Pulsiones (Neo)Barrocas en las Rutas de Micromuseo”, curada por Gustavo Buntinx.
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Esta exposición es de lejos uno de los puntos a resaltar en un contexto donde esta primera Trienal ha pasado casi desapercibida en Chile. Un afán de internacionalización que tácitamente ha despreciado el impacto local.

EL 15 de noviembre pasado se publicó en el diario El Comercio una importante y pertinente entrevista a Gustavo Buntinx, chofer-curador del proyecto MICROMUSEO (“al fondo hay sitio”), a cargo de Diego Otero, entrevista que copiamos a continuación.
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Arte peruano contemporáneo en Chile

Entre la violencia y lo sagrado.

“Lo impuro y lo contaminado III”, quizá la más amplia y arriesgada muestra de arte peruano contemporáneo fuera de nuestras fronteras, se exhibe estos días en Santiago, como parte de la Trienal de Chile”.

Por: Diego Ottero

Interrogado acerca de la incidencia que están teniendo en los últimos años las manifestaciones artísticas amazónicas, Buntinx dice: “El nuevo fulgor selvático deriva (entre tantas otras razones) de la conjunción de emergencias. En los dos sentidos del término: crisis y erupción. Hay una necesidad histórica y cultural de incorporar también “el cuerpo de la Amazonía” a nuestro gran mestizaje final. El tema, sin embargo, es la relación de todo ello con las vertientes de sofisticada erudición teológica resumidas en Lima por proyectos como el de A Imagen y Semejanza. Contra ciertas apariencias, Micromuseo percibe en estos desarrollos paralelos los opuestos complementarios de una misma sensibilidad de época, una sensibilidad (neo)barroca de importancia análoga para nuestros tiempos a la que el pop achorado alcanzó durante los inicios de la década de 1980 con las propuestas del taller E.P.S. Huayco y desarrollos asociados. Es interesante el que esos dos recorridos artísticos —el pop achorado, el (neo)barroco— marcan y enmarcan los preliminares y el epílogo de nuestra reciente guerra interna. Tal vez no deba sorprender el que en ambos casos la imaginería determinante sea religiosa. Incluso en los derroches lascivos que suelen recorrer lo tecnotropical andino: nuestro arte más lúbrico suele ser también el más místico. El más espiritual y político. A su sesgada manera”.

Desde el mes pasado, Chile celebra el bicentenario de su independencia con la primera edición de una Trienal artística, con la curaduría general de Ticio Escobar, que es un crítico muy importante, actual ministro de Cultura de Paraguay. La Trienal de Chile es un puñado de grandes muestras desplegadas a lo largo de todo el país, y articuladas en torno a dos ejes principales: los límites del arte y lo local. Una de esas muestras, ubicada en un lugar de preferencia —las instalaciones del Museo de Arte Contemporáneo de Santiago—, es “Lo impuro y lo contaminado III. Pulsiones (Neo)Barrocas en la ruta de Micromuseo”, cerca de trescientas piezas que ofrecen un recorrido reflexivo —radical, polémico, muy vital— por los caminos de la producción artística peruana en las últimas décadas.

Desde las propuestas eruditas y cuestionadoras del proyecto “A imagen y semejanza” hasta las estridencias tropicales y lascivas del pintor Lu.Cu.Ma. Desde la sofisticación monumental de un cuadro de Moico Yaker o una instalación de Runcie Tanaka hasta un inquietante helicóptero artesanal hecho con huesos o una escopeta “hechiza” de un rondero ayacuchano muerto por Sendero Luminoso. Para Gustavo Buntinx, cabeza de Micromuseo —suerte de soporte alternativo para la preservación y promoción de arte peruano— y curador de esta muestra, “la sexualidad y la teología exacerban y trastocan las relaciones establecidas entre arte y política, arte y violencia, arte y religión”. Y “Lo impuro y lo contaminado III” da fe de ello.

¿Bajo qué criterio se planteó la notoria ampliación de la muestra en relación con lo que se vio en “Lo impuro y lo contaminado II”, en Valencia, España?
Hay sobre todo una intensificación de los sentidos propuestos. Una radicalización, en las dos acepciones del término: llevar las cosas a sus extremos es también devolverlas a sus raíces. Era necesario este desborde, este exceso, para darle una plenitud nueva a nuestras propuestas de una musealidad mestiza. Una musealidad promiscua donde lo llamado artesanal, lo supuestamente artístico, lo (semi)industrial o incluso lo documental coexisten sin jerarquías. También lo prehispánico y lo moderno, lo colonial y lo contemporáneo, en asociaciones ilícitas, insólitas, pero no ajenas a las que ofrece nuestra vivencia permanente de simultaneidades aparentemente inconexas.

Tú defines la producción que se articula en torno a “Lo impuro y lo contaminado” como “pulsiones (neo)barrocas”. ¿Por qué crees que esta “sensibilidad (neo)barroca” predomina en las manifestaciones culturales del Perú actual?
El nuestro es un horror al vacío dejado por los desastres de la guerra y de la dictadura que marcaron las dos traumáticas décadas iniciadas con el principio de la violencia en 1980. De ese abismo surgimos obligados a confrontar y asumir nuestras tantas contradicciones, aprendiendo a ya no reprimir sino productivizar la diferencia. Vivir feliz todas las patrias, como quería Arguedas, implica la integración de lo distinto, incluso la coexistencia de lo irreconciliable. En esa tarea sensible mucho ha ayudado la matriz barroca de una cultura nuestra marcada por la continuidad tanto como por las rupturas. De allí mi insistencia en colocar entre paréntesis el prefijo característico en el uso globalizado del término (neo)barroco.

Sueles hablar de “cultura material” en oposición a “producción artística”, planteando así la idea de una desjerarquización. Pero por otro lado dices que el motivo de fondo no es “reprimir sino productivizar las diferencias”. ¿Podrías explicar esa aparente contradicción?
En ciertas situaciones actuales el modo de exacerbar la diferencia es colapsándola. Por eso planteamos que la propia denominación “Museo de Arte Contemporáneo” es una contradicción en términos: para ser genuinamente contemporáneo, el museo tiene que renunciar a cualquier vocación exclusiva por lo artístico. Micromuseo no es un museo de arte sino de cultura material. En nuestras propuestas el arte es una porción inevitable pero desjerarquizada de un conglomerado fáctico y simbólico más complejo que confronta y subvierte y trastorna esta categoría tan mistificada. Es lo que denominamos estrategias friccionarias.

Micromuseo propone fricciones creativas entre lo que tú llamas la “pequeña burguesía ilustrada” y lo “popular emergente”. Cómo es la dinámica de esas fricciones, ¿son realmente horizontales o reproducen las fisuras que hay en otras esferas de la sociedad?
Como en las relaciones sexuales, no hay horizontalidad perdurable en las relaciones culturales. Es el intercambio de papeles y de posiciones el que energiza el intercambio de fluidos. Eso y la fantasía. Sin duda hay una inercia de fisuras y jerarquías en cualquier gesto que pretenda repararlas o subvertirlas, pero también una productividad distinta, un despertar erótico también en el ámbito de la cultura y de lo social. Quisiera pensar que, más allá de las inevitables contradicciones, de los fracasos incluso, de todo esto surgirá no solo un sujeto nuevo sino también una nueva subjetividad. La belleza nueva.


Más información:
“En el arte y el patrimonio no se respeta la diversidad”. Entrevista a Néstor García Canclini. Observatorio de medios FUCATEL.
Visitando la Trienal de Chile. Por: Fabiola Barrera Castillo. 6 Columnas.


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